Cap. 7

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Sería una decepción si muriera el día de su cumpleaños, piensa Rubí mientras se arregla frente al espejo. En lo que va del día ha tosido más de 10 flores.

Por la mañana fue donde la Mommy, quién no paro de mirarla preocupada todo el tiempo que estuvo ahí, después de asegurarle más de 10 veces que no ocurría nada se pusieron a comer el almuerzo que habían encargado especialmente para Rubí, no recuerda cuando fue la última vez que comió tanto que le costaba incluso caminar. Sólo logró zafarse de los abrazos y besos de su madre cuando prometió visitarla la semana siguiente.

Por la tarde tendrá una pequeña celebración en la casa de Esme y Carlitos. Quiere pasar lo menos tiempo posible en su departamento — estar ahí es sólo un recordatorio de que Maca no está ahí para su cumpleaños — No la ha visitado desde enero y ha podido verla sólo de paso en la casa de Carlitos, pero nunca ha ido más allá de un saludo.

Ir a la casa de Esme y Carlitos era la distracción que necesitaba, se pasaron la mitad de la noche molestándola por lo "vieja" que estaba, a pesar de que entre ellos ella era la más joven. Si bien se divierte hay algo que hace que no pueda disfrutar del todo, Maca ni siquiera le ha mandado un mensaje por su cumpleaños, no vino a la cena y Rubí hace lo imposible para que no se note lo mucho que le afecta.

Luego de despedirse de sus amigos Rubí camina sola hacia su departamento, tratando de suprimir la tos que probablemente saldrá después aún más fuerte, seguramente tenga que pagarlo con una flor extragrande, al menos logra llegar a su departamento antes que todo se ponga peor.

Sabe inmediatamente que algo está mal, y agradece a la vida que haya alcanzado a llegar a su departamento en vez de derrumbarse vergonzosamente en la calle.

Se desploma en el pasillo camino a su habitación, se recuesta sobre su espalda y tose, y tose, y tose hasta que siente como si su pecho estuviera en llamas.

Flor tras flor sale de su boca hasta que pareciera que está en una cama de ellas. Duele, duele demasiado – Se ha caído de árboles, roto el brazo mientras andaba en bicicleta, incluso le han roto el corazón. Pero nada le ha dolido tanto como esto.

Incluso si no supiera que la flor está en sus pulmones, lo habría sabido ahora, porque puede sentir lo mucho que sus pulmones se han debilitado. Cada respiración es temblorosa y toma toda su energía poder concertarse en inspirar y exhalar.

Esta es una manera estúpida de morir, piensa, sola en su departamento y tosiendo flores, sintiéndose como una completa cobarde.

No le dijo a Maca, no le dijo a nadie: Puede que sea de lo que más se arrepiente. Le gustaría haberle dicho cuanto la amaba y lo real que todo se sintió. Hubo momentos en que de verdad pensó que quizás ella también sentía algo. Le gustaría decirle que viva una buena vida, sin arrepentimientos –

La puerta de entrada se abre de golpe y Rubí se encoge ante el sonido.

"¿Rubí?" dice una voz, su corazón hace ese pequeño baile que a estas alturas se siente tan familiar — Es Macarena, es Maca, está aquí, ¿Por qué está aquí? Después de todo no se olvidó de ella

No puede responder, por lo que tose débilmente, oye como unos pasos se acercan, luego un pequeño gritito y ve a Maca que se arrodilla junto a ella, sosteniendo lo que parece ser un muffin de arándanos, su favorito.

Sin poder evitarlo, tose una flor en su regazo.

"Rubí" Maca suena horrorizada y cuando intenta enfocarse en su rostro puede ver que hay lágrimas en sus ojos mientras toma la flor con manos temblorosas "Rubí, que..." Mira la flor en su mano y en su voz puede identificar el pánico — "¿Tienes

Una flor en mi [Rubirena]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora