Sorpresa.

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(Nota del autor: perdón por la inactividad,  muchas gracias a la gente que aún lee esta historia, en especial por los comentarios)

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La moral de la historia siempre es algo memorable, pero de esta no puedo sacar nada útil, lo único que pude aprender en mi camino al sótano es que soy una persona incapaz de respetar los límites. Con una linterna que robé de la habitación de Flippy y el cuchillo que había tomado sin permiso bajé los escalones con prisa, él había quedado inconciente sobre su cama, le arropé para calmar un poco la culpa pero aún cuando le había visto así de vulnerable no podía evitar seguir con mi plan. Tenía los pies congelados, una vez que la escalera terminaba también los tenía manchados de sangre, era un desastre, había enormes charcos en el suelo y también salpicado en las paredes, pero no sabía de dónde venía el líquido viscoso. La escena era aterradora, pero conservaba la esperanza de que fuera un animal, algo enorme que de alguna forma habría llegado al sótano.

Por momentos contenía la respiración sin notarlo, urgaba entre las cajas tratando de encontrar algo, no sabía qué, pero esperaba tener suerte. Mis pensamientos me estaban ahogando, Flippy estaba en esto, eso era obvio, pero no podía unir las piezas, el jamás habría podido hacer algo así con su condición, quizá Lammy le ayudaba, o Cuddles, pero no sabía qué ganaba con hablarme de su extraña relación con el rubio si eso sólo me daría pistas. Mis manos estaban empapadas de color carmesí, cuando no logré encontrar nada me pregunté si debía sólo llamar a la policía, pero la desesperación de saber que no podía ser todo me llevó a arrastrar las manos en el suelo, hasta dar con una grieta oculta bajo toda la sangre. Me lastimé las llemas de los dedos y las uñas al rasguñar salvajemente tratando de levantar el trozo de suelo, hasta que finalmente pude quitar el pedazo de piso falso, había otra escalera que daba aún más profundo, de metal oxidado y que se miraba poco confiable. Con el cuchillo en mano y la linterna sostenida entre los dientes bajé hasta el subterráneo. Paredes estrechas, como un laberinto interminable, olor a humedad y putrefacción que me provocaba náuseas, el rastro de sangre seguía hasta unas puertas metálicas cerradas con llave, al caminar atraves de las paredes de cemento escuchaba un sonido extraño, parecía retumbar en todo el lugar y quizá era mi mente jugandome trucos, pero cada vez que las vibraciones ocurrían podía sentir el suelo bajo mis pies retumbar, como si estuviera en las entrañas de un animal gigante que dormía. Una de las puertas estaba abierta, había una luz colgando del techo que no cesaba de moverse, bajo ella estaba una figura humanoide, se retorcía dolorosamente mientras le miraba. No pude hacer nada, como si mi cuerpo se hubiera apagado y mi única opción fuera mirar la masa amorfa frente a mí que gemía miserablemente. Entonces pude distinguir un color rubio manchado de sangre y alguna otra cosa, la sola idea de que fuera lo que esperaba me golpeó como un rayo.

—¿Cuddles?

Un sonido ahogado en respuesta, y como si fuera a levantarse un movimiento extraño, con la punta del pie le ayudé a voltearse y pude ver lo que ya no era un rostro, quizá el ojo derecho era fácil de ubicar pero el resto de su cara estaba demacrada, la imagen fue tan desagradable que de un solo espasmo vomité en el lugar, traté de recomponerme pero fue casi en vano, caminé lastimosamente hasta la escalera de salida, cojeando y sin saber si tendría la fuerza para subir, ignorando los gemidos detrás de mí. Fue una sorpresa que lo lograra, entonces tomé el teléfono, tardé en marcar a emergencias por los temblores de mis manos, cuando respondieron no dije nada, sólo susurré que necesitaba ayuda.

Volví a vomitar más tarde, en el lavabo de la cocina, sentía que estaba soñando y que en cualquier momento despertaría. Recobré la lucidez unos minutos más tarde y reparé en la presencia de Flippy, con paso lento me aproximé a su habitación, la puerta seguía cerrada pero sentía miedo, como si fuera a encontrarlo listo para atacar desde el otro lado. Toqué un par de veces por costumbre, anhelando la normalidad del día anterior antes de que las cosas se descarrilaran con tanta velocidad. No hubo respuesta, como esperaba, él seguía tendido con los ojos cerrados, yo tenía el cuchillo en el bolsillo trasero pero sentía que el militar no era una amenaza, empujé su silla de ruedas lejos de la cama y revisé los vendajes de sus brazos, con algunas prendas que encontré tendidas en el suelo de la habitación le até las manos al respaldo de la cama, entonces me senté junto a él a esperar. Aún no podía comprender la situación, fantaseaba con volver a la cama y esperar por lo mejor, quizá tendría suerte y vería que aún estaba en secundaria, que todo esto era una pesadilla prolongada cuyos detalles no recordaría en un par de horas, alguna suerte de premonición.

(ɪᴛ ʜᴜʀᴛs, ʙᴜᴛ ɪᴛ's ᴏᴋᴀʏ)/HTF/ Flippy Y TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora