Exploración

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Habían pasado algunos meses desde que Sakura y yo decidimos seguir los consejos sexuales de nuestros amigos. Y aunque fue algo increíble, ninguno de los dos volvió a hablar sobre el tema. Como siempre, mis estadías en Konoha eran cortas y en muchas de ellas Naruto y mi esposa eran los únicos enterados. Además, si me quedaba por una larga temporada procuraba pasar más tiempo con Sarada o entrenando a Boruto.

-¿Cariño estás listo?-

-Sí-

-Sarada sé que eres muy responsable pero necesito que te portes bien, cualquier cosa el halcón de tu padre se quedará contigo y enviará el mensaje que quieras tan rápido como sea posible-

-Mamá estaré bien, además todos estaremos en la misma casa. Ustedes diviértanse, con lo que te costó convencer a papá sería mejor que se fueran antes de que se arrepienta-

Y así era, mi hija tenía toda la razón, en las últimas semanas la insistencia de Naruto y Sakura había superado mi límite. Y más que acceder por presión fue por miedo, era consiente que si no asistía al festejo ninguno me hablaría en lo que resta del año. Después de un par de indicaciones más hacia Sarada dejamos la casa para encaminarnos al hotel.

El edificio tenía una arquitectura clásica japonesa, y al situarse en medio del bosque contaba con aguas termales rodeándolo. Saku parecía una niña emocionada por ver la decoración y los amuletos antiguos, me encantaba verla así, ya que me hacía sentir que aún teníamos doce años y estábamos en una de nuestras raras misiones.

Las habitaciones se designaron por parejas y bueno... Kakashi con Yamato. Dentro de cada una había un conjunto de yukata y kimono que hacían juego. Hinata se había esforzado mucho planeando hasta el más mínimo detalle para que el cumpleaños de su esposo saliera bien. Debido a que Sakura y yo salimos un poco tarde de la aldea tuvimos que alistarnos con algo de prisa para llegar a tiempo a la cena.

-Jajaja no puedo creer que Sai aún lea esos libros tan raros -

-Mejor cuéntanos Ino, todo lo sexual también lo leyó o tú le enseñaste-

-Temari deja de ser tan imprudente-

-Ash, me casé con el marido más aburrido de todos-

-Ah no, ese premio se lo llevó la frentona-

Era increíble cómo había transcurrido el tiempo y todos seguían con la misma actitud inmadura de siempre. Odiaba este tipo de eventos, y a decir verdad, ni siquiera mantenía una buena relación con la mayoría. Para el resto del equipo siete mi intolerancia era evidente, así que trataban de animarme o incluirme mediante comentarios sutiles. No obstante, eso sólo me hacía enfurecer aún más. Cuando estaba a punto de colapsar por el estrés sentí cómo la pequeña mano de Sakura se posó sobre la mía implorando paciencia, y a su vez, haciéndome recordar que todo esto lo hacía por ella.

Una vez acabado el banquete fui el único que decidió retirarse ya que todos los demás insistían en seguir tomando. Era consiente de mi comportamiento egoísta, pero no podía soportar más tiempo en un ambiente tan estúpido. Llegando al cuarto tomé una ducha y me recosté sobre el futón. Sin embargo, para mi sorpresa Sakura atravesó el umbral unos minutos después, trayendo consigo un horrible olor a sake que no tardó en inundar la habitación.

-Sakura ¿estás bien?-

-Sí, sí, tomaré un baño y también dormiré-

Elevé un poco la vista para apreciar a mi esposa tratar de escabullirse por el pasillo como si fuera la misión más difícil de su vida. Era evidente su estado de ebriedad, solté una pequeña risa y le ofrecí mi ayuda para bañarse, recibiendo como respuesta a una Sakura ruborizada, seguido del ruido de la puerta azotándose. Cuando por fin estaba conciliando el sueño, un pequeño estruendo me despertó. Me levanté preocupado no tanto por ella, sino por el estado del baño, a veces Saku no controlaba bien su fuerza. Entré sigilosamente para apreciar su pequeño cuerpo sentado a fuera de la ducha y un montón de productos esparcidos por el suelo.

Clones de sombraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora