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Era de noche y empezaba a llover. Estaba sentada en una parada de tren. No sabía muy bien que hacia allí.Una sensación de familiaridad me recorrió el cuerpo. Me sentía como si ya hubiese visto este sitio en algún lugar, o igual llegue a estar allí.
Una brisa de aire frío llego hasta mí. Me levanté del banco en el que me encontraba sentada, y empece a explorar el lugar con la mirada.
De repente, apareció mi padre.
"Papa!" Exclame cuando lo vi. "Donde estamos?" No contesto a ninguna de mis preguntas, simplemente se sentó en el banquillo y me señalo un sitio libre a su lado.
Me senté junto a él, un poco distraída y le lance multiples preguntas.
"Que pasa papa? Porque no hablas? Donde estamos? Qué esta pasando? No entiendo nada."
No hubo ningún tipo de respuesta por la parte de mi padre. Con una expresión amarga, fije mi mirada en un túnel cercano. Parecía que se acercaba un tren.
No me di cuenta, pero de repente, se empezaron a unir personas sin rostro a la parada. Se pusieron en fila, y esperaron pacientemente la llegada del tren.
Mire a papá extrañada.
"Porque no tienen rostro papá?" Pregunte yo un poco extrañada. Pero él no respondió. Me sonrió y se levanto.
Empezó a caminar en dirección a la gente en fila. Se coloco de último, y vi cómo se le iluminaba el rostro al ver al tren acercarse.
Pose la mirada en el tren. Era grande y negro. Pero no hacia ningún tipo de ruido, pasaba desapercibido por las vías, como un fantasma.
El tren avanzaba a una gran velocidad en dirección a la parada. Y sin darme cuenta, ya estaba posado delante mía.
Miré a través de las ventanas. Se veían a multiples caras sin rostro sentadas dentro del tren, todos parecían muy alegres al estar allí.
Pronto entre en pánico al ver a la gente empezar a subir dentro del tren. Todos entraban dentro con las manos vacías, no tenían ningún tipo de equipaje, lo cual me extraño.
Me giré y mire a papa un poco nerviosa, no sabia muy bien qué estaba pasando. Él me devolvió la mirada y me volvió a sonreír dulcemente. Me estrecho la mano y yo sé la apreté fuertemente.
Pero era raro. No parecía que fuese papá la persona que se situaba delante mía. Era como un espíritu divagando la vida, intentando encontrar esta parada.
Ahora papa se encontraba delante de la fila. Su rostro poco a poco empezó a difuminarse. Puso un pie en la escalera y empezó a subir hasta encontrarse dentro del tren completamente.
Intente seguirle dentro, pero no pude.
Fue como si un tipo de energía me lo impidiese, por más que intentaba subir, no podía.
Vi cómo se sentaba al lado de otra cara sin rostro. Intente llamarle la atención, pero por mas que quisiera, sabia que él no se iba a bajar.