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"¿Quién te hizo esto?"

Yoongi nunca había sentido tanta vergüenza y desesperación como en el momento en que Hoseok y su madre miraron las heridas violáceas sobre su pálida espalda. Por acto reflejo se apartó de ellos de un salto, bajando su camisa y mirando con enormes ojos desorbitados a los dos omegas que le observaban preocupados. Su corazón latía tan desbocado dentro de su pecho que lo oía en sus oídos como un zumbido molesto, su primer reflejo fue intentar correr lejos para evitar las preguntas y miradas, pero en cuanto hizo amago de hacerlo una delicada mano se enredó en su muñeca, frenando su andar con suavidad.

Al girar sus ojos se encontró con la cálida mirada de Hoseok, una mirada tan dulce que le erizó por completo.

"¿Puedes confiar en mi, hyung?" murmuro, con sus labios haciendo un acongojado mohín.

"H-hobi..." su voz salió temblorosa, totalmente devastada ante la situación.

"Entre omegas nos protegemos, no lo olvides por favor" pidió el pelirrojo, sus ojos prácticamente rogándole en silencio.

Su pecho se apretó dolorosamente ante la expresión del pelirrojo, como si algo apachurrara su corazón en un puño con fuerza. Mordió su labio inferior para aguantar las lágrimas que se anegaban en el borde de sus ojos y dió un paso hacia al frente para acercarse al más alto. Hoseok le sonrió con cautela, antes de rodearle la cintura para abrazarlo suavemente, cuidando de no presionar sus palmas accidentalmente en las heridas de su piel.

Yoongi se derrumbó entre sus brazos, absorbiendo la calidez y ternura que desbordaban aquellos brazos que se cerraban a su alrededor como un escudo protector. Se permitió inspirar hondo, llenándose por todos lados de la rica fragancia a rosas y chocolate que desprendía el cuerpo tibio de Hoseok. Estar entre aquellos brazos le hizo sentir seguro, a salvo del peligro que amenazaba con hacerlo añicos.

Estar entre los brazos de Hoseok era como estar en casa.

"Vengan chicos, los llevaré a un lugar más cómodo" la voz gentil de Junghwa cortó el cálido abrazo.

Ambos adolescentes se separaron, Yoongi resintiendo la perdida de aquel abrazo con mayor claridad pero no se atrevió a protestar. En cambio, siguió a Hoseok y a Junghwa hasta el auto de la mujer, subió rápidamente a los asientos traseros y se permitió suspirar ruidosamente cuando vió como Hoseok descartaba el asiento de copiloto para sentarse a su lado a hacerle compañía.

En silencio, el auto comenzó a moverse por la carretera mientras Yoongi se limitaba a dejar descansar su cabeza sobre el hombro de Hoseok. Tenía la mirada perdida y los pensamientos dispersos, no sabía que hacer o que decir para rellenar el tenso momento, sin embargo, no hizo falta pues la señora Junghwa encendió la radio, dejando que el auto se llenara de la suave melodía que se transmitía por una estación de radio al azar.

 really don't care | hopega Donde viven las historias. Descúbrelo ahora