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- ¿Has oído?
-Sí, si... El señor Abreu acaba de morir
-Escuche que había asesinado a su mujer
-No, dicen por allí que solía meterse con gente de malos pasos. ¡Hasta dicen que metió a su hijo en ellos!
- ¡Pobre chico!
La gente murmura mientras caminan cerca de la casa del hombre. Su rostro saliendo en los periódicos y medios de comunicación. Entre boca y boca la noticia se comienza a esparcir entre toda la ciudad.
Una esposa muera, un marido que mantuvo más secretos de los que pudo imaginar y termino explotando por no poder soportarlo.
Por ultimo un pre-adolescente, su hijo.
Observando aquellas lapidas de mármol con coronas funerarias cada una.
Sonara cliché, pero la lluvia cae con el cielo nublado
Mojando el cuerpo del pequeño y las dos lapidas, quitando el barro de estas mismas y haciendo humedecer las coronas.
- ¿A dónde ira? - escucha preguntar a la voz de alguien
¿Existe un lugar para él?
-Lo más probable es un orfanato o a servicios sociales. Sabrán qué hacer con él... -respondió otra voz- No lo llevaran a interrogar, ¿verdad? - pregunto
¿Por qué lo iban a interrogar? Estaba cansado de esa palabra.
-No... tampoco podrán- respondió
- ¿Por qué? - volvió a preguntar
Es mejor así, que no le pregunten. Aunque también quería respuestas, ¿A dónde se fueron sus padres?
-Nunca recibió educación- volvió a responder con un tono que pudo claramente reconocer- no puede hablar, leer o escribir, pero si puede entendernos- explico y luego siguió un jadeo de sorpresa
