Tenía que volver a mi casa y tenía que darme prisa. No quería llegar al andén y que el metro ya hubiese partido. Estaba plantado detrás de una multitud, en la puerta de acceso a la estación, sentía la necesidad ansiosa de entrar cuanto antes, así que me metí entre la gente para ser de los primeros en entrar.
Había un ambiente algo cargado, olía los sudorosos cuerpos de las personas, que sin orden, esperaban como una manada a que abrieran las puertas de una vez. Alcancé a ver un semáforo que indicaba con dos colores el acceso. Rojo era que aún no se podía pasar, y verde que la vieja puerta de acceso estaba desbloqueada.
Sonó una campana que indicaba que estaban apunto de abrir las puertas. Volví a alzar mi mirada al semáforo, hasta que en menos de un pestañeo, era verde. Las puertas se abrieron con un sonido estruendoso y oxidado. "Le haría falta algo de aceite" pensé. Sentía el ansia de querer bajar cuanto antes. Al fin y al cabo los metros no esperan.
Bajé por las escaleras con cuidado de no tropezar, aunque era difícil, no quería ser un número más de los muertos por caídas accidentales en escaleras. Ya era habitual coger el metro, conocía todas las líneas de la zona. A pesar de no llevar mucho tiempo en la ciudad me las aprendí casi de memoria, es lo bueno de que estén distinguidas por colores.
Pase por la primera estación, la de la línea 2. La gente se estaba sentando, y algunas miraban los mapas de la pared. Yo seguí andando y no pude evitar fijarme que, al otro lado de la línea, había una señora que parecía estar esperando desde antes de que bajaran los demás. Era una señora de pelo largo, canoso y gris, de tez caucásica y descuidada. Su ropa estaba entre cortada, sucia y en mal estado en general. Parecía una vagabunda, y probablemente lo fuese.
Seguí mi camino hasta el siguiente andén, lo hacía de manera mecánica, aunque a veces existía la posibilidad de que me perdiese. Siempre he pensado que las líneas de metros a veces pueden ser como un laberinto, y en parte lo son, pero al menos hay indicaciones.
Llevaba ya 10 minutos andando entre los pasillos de una línea a otra, llegué al fin a las escaleras que indicaba que estaba apunto de pasar a la línea 1, bajé con rapidez, pues sabía que el metro tendría que estar a punto de salir.
Había llegado ya a mi destino, me senté a esperar. Por alguna razón, el metro tardaba más de lo normal, pero a mi eso me valía. Ya hubo otras ocasiones, en las que por llegar medio minuto tarde, ya se había ido. Es una putada cuando pasa, por que tengo que esperar como diez minutos más a que vuelva a pasar el siguiente.
Cogí el móvil para mirar mi perfil, pero no caí en la cuenta de que dentro del metro no tenía cobertura, y para más inri, no tenía ningún juego. Estaba aburrido y sin nada que hacer, así que miré al otro lado de las vías a ver si venía alguien interesante, pero nada. me puse mis cascos y le di play a la única canción que tenía, en modo bucle, para entretenerme en la espera.
Al poco rato, noté una voz de mujer hablándome, aunque no escuché muy bien su pregunta. Vi que era una chica, parecía tener mi edad, en torno a los 27 años. Cabello castaño, de ojos oscuros, tez morena y nariz redonda. Era muy atractiva, o al menos me lo parecía a mí. Me quité los cascos, le miré a los ojos, y sin ponerme muy nervioso le dije.
—Perdona. No te he escuchado, repite por favor. —le dije a la chica.
—¿No estaba aquí el andén de la línea 1? —me preguntó ella.
—Si, es este. —le respondí.
—No, esta es la línea 3. —La mujer me señaló el cartel encima de mi, indicaba el número de la línea, que hasta ese momento, no había visto.
—Que raro. —Me levanté para mirar el mapa de las líneas y asegurarme en la estación que estaba.
Apunté con el dedo sobre el cristal, para guiarme entre las líneas del papel, tratando de ubicarme hasta encontrar la estación de metro en la que estaba.
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Línea 1 (Terminada)
Mystery / ThrillerMientras Francis espera al metro de la Línea 1, una chica llamada Mónica llama su atención. descubren que no están donde deben y recorren la estación en busca de una salida. La estación, que parecía normal a priori, se ha convertido en todo un laber...