Línea 1

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Ya habíamos bajado muchas veces por esas escaleras, pero esta vez parecía incluso más larga que otras veces. Bajamos durante 5 minutos y aun no podíamos distinguir ningún final. Tras 5 minutos inexactos, al mismo ritmo, empezamos a ver el último escalón. Tras varios minutos más, llegamos al último peldaño. Antes de salir de las escaleras, observamos el pasillo que estaba ante nosotros. A pesar de ser el mismo que las últimas 14 veces, había algo incómodo en el ambiente, las paredes estaban sucias, no había ninguna persona, y algunas luces estaban fundidas o quemadas.

Esta vez, el pasillo no era tan largo, y podíamos divisar la misma trifurcación de las líneas 2 y 3, aunque esta vez había algo distinto, solo que aun estábamos algo lejos para darnos cuenta. Mónica tenía el móvil en su mano, y volvió a encenderlo para comprobar la hora, 12:30:00.1, la hora no había cambiado. Cuando dio el primer paso al pasillo, la hora en el móvil seguía parada.

—Al parecer, sí que habíamos acertado con lo del reloj, era la clave. y ha sido gracias a tí, Francis. —dijo Mónica, mientras me sonreía.

—Tu fuiste que tuviste la idea —le devolví el cumplido.

—Tenemos que seguir, ¿estás preparado? —Mónica me ofreció su mano para agarrarla y sin dudarlo lo acepté.

—Vamos. —Le respondí, algo enardecido por la situación.

Mientras avanzamos juntos, empezamos a contemplar los detalles que hacían a ese pasillo diferente a los anteriores, en las paredes habían grietas, el techo tenía un poco de hollín. en el suelo había restos de cristal roto, y los mapas de las vitrinas estaban despegados. Al final del pasillo, estaban los tres caminos. Los carteles no eran los mismos, esta vez todos ponían Línea 1. Da igual que fuese hacia la derecha, izquierda o al centro.

—Deberíamos de ir en ambas direcciones antes que por las escaleras del centro. Como hicimos antes. — me dijo Mónica.

—¿No estás nerviosa? —me preocupé por ella.

—Sí, pero me preocupa más no saber qué está pasando, lo necesito para mantener mi mente, a raya del miedo. —dijo ella.

—Ya veo. Supongo que te has dado cuenta de que aquí no hay nadie. Desde que bajamos todo es distinto.

—Si, pero eso solo significa que somos los primeros en dar con la clave de este sitio.

Caminamos por el camino de la izquierda hasta llegar a la estación. Cuando llegamos allí, los carteles indicaban que estábamos en la línea 1.¡ Al fin! Había luces que parpadeaban, olía a humo y aceite, pero no había humo en el ambiente. No había bancos, ni nada más aparte de un espacio, el hueco de las vías y un solo cartel que indicaba "Línea 1". Al otro lado de las vías se encontraba una mujer.

—A esa mujer la he visto antes. Al entrar a la estación, en el andén de la línea 2. —le susurré al oído a Mónica.

—Puede que sepa algo que nosotros no, deberíamos de preguntarle. —Me dijo.

—Hola, yo soy Mónica y él es Francis, ¿usted lleva aquí mucho rato? —Dijo en voz alta.

No hubo ninguna contestación por parte de la mujer, siguió en silencio, aunque estaba claro que nos había visto, porque no paraba de mirarme.

—Por favor, si sabe algo de esto, le pido que nos lo diga. No hay nadie más aquí que nosotros dos y usted. ¿También supo lo de la hora, verdad? —Mónica lo intentaba, pero no le hacía caso.

La mujer vagabunda siguió mirándome, entre los mechones de pelo que caían por su cara, sin apartar la vista. Estaba sintiéndome intimidado e incómodo. En ese momento, Mónica soltó mi mano, y harta del secretismo de la mujer, se precipitó a cruzar las vías a pie. Cuando se asomó por el borde para tratar de bajarlo se quedó quieta y no dijo nada.

Línea 1 (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora