Ascensor

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No sé cuánto tiempo habría pasado dentro del ascensor, pero me dolía muchísimo la cabeza, tenía los sentidos confundidos y todo me daba vueltas. Solo escuchaba un pitido en mi cabeza, y no podía abrir los ojos. Noté algo con peso sobre mi pierna derecha. Trataba de palpar pero no sentía nada. Llamé a mi hermano esperando alguna señal de que estuviera bien, pero lo único que escuchaba era el sonido de una sirena de emergencias. Aún con los ojos cerrados noté como el suelo del ascensor se estaba llenando de agua, la utilicé para aclararme los ojos, intentando quitarme cualquier resto que tuviese en los ojos.

Entreabrí los ojos, el escozor que sentía me obligaba a parpadear con fuerza, tratando de generar lágrimas que mantuvieran mis ojos húmedos. Estaba oscuro ,pero pude ver una luz roja, que provenía del trecho que había entre el ascensor y el andén. Saqué mi móvil para iluminar y ver cómo estaba mi hermano. Puse mi huella y...

—¿Estás seguro de que quieres continuar? —me preguntó

—Tengo que hacerlo. —le respondí

Apunté con la linterna de mi teléfono al suelo. Mi hermano estaba tumbado con cenizas y escombros alrededor de su cuerpo, traté de despertarle pero no respondía. Intenté tomarle el pulso, pero estaba demasiado nervioso para notar nada. Me estaba costando respirar entre el calor, el humo y el vapor del agua, con el agravante de estar en un ascensor. No era pequeño, pero en ese momento sentí que era minúsculo. Poco a poco sin darme cuenta me quedé dormido, pero eso no fue lo último que recuerdo.

—¿A qué te refieres? —siguió preguntando.

—A cuando al fin lograron sacarnos. Al parecer estábamos encerrados en el ascensor, que se había bloqueado, y hundido en un hoyo de debajo. —le conté.

Lo siguiente que recuerdo es ser extraído con una mascarilla de oxígeno. Mientras me llevaban en una camilla, miré conmocionado el desastre que había causado la bomba. Era demasiado visceral, aun quedaban restos de personas, y algunas agonizando. Entre gritos de auxilio, dolor y miedo, lo que más me dolió fue oír como un niño llamaba a su madre. Entre el fuego y el calor de la explosión, solo puedo pensar que a quienes no calcinaron en un instante fueron los que lo tuvieron peor, fueron quienes se llevaron la peor parte.

—Y eso es lo último que recuerdo, antes de entrar de nuevo a la estación. —Le dije.

—¿Y cómo te sientes? —Me preguntó.

—Tengo ganas de llorar, y de olvidarlo todo, Quiero volverme a dormir, y vivir en ese momento en el que Mónica y yo dormíamos escuchando música. — le respondí.

—¿Realmente quisieras eso? —me volvió a preguntar.

—Si...no, no quiero eso. Lo que yo quiero es dejar de ser un cobarde. Haberles obligado por las malas a salir de ahí, haberles pegado si hacía falta, para que me hiciesen caso. Tenía que haberles sacado, y tenía que haber protegido bien a mi hermano. Tenía que haber evitado que ella se quedase, Podría haberlos sacado a todos si hubiese sido más inteligente, pero solo me preocupé por mi supervivencia y, todos están muertos. —le dije.

—Muy bien. Vamos a revertir tu estado de trance. Quiero que vuelvas al momento en el que estabas escuchando música con los cascos. y que empieces a contar de forma regresiva conmigo, Cuando terminemos vas a volver a el presente.

—Vale.

—Ya, tres, dos, uno...

Me he despertado, y vuelvo a estar en la consulta de mi terapeuta, no sé cuánto tiempo he pasado en ese sitio, pero era algo que necesitaba hacer.

—Volvamos a empezar ¿Cómo te sientes? —me dice la Dra. Douyess.

—No sé cómo describirlo, es una extraña calma. No me siento en paz conmigo, pero ya no siento tanto... dolor.

Línea 1 (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora