Secreto No. 3: ¿Mis secretos?

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— ¡¿Divertida?!, ¿Que carajos trataste de decirme con eso?

Mi malestar está haciendo que estalle mi cabeza al verle esa brillante sonrisa y esos ojos retadores. Me trate de acercar y cuando lo hacía me interrumpe abruptamente.

— Ni siquiera se te ocurra acercarte a mí. Eres divertida por qué para mentir eres pésima, sin embargo, ya se hace tarde. Y creo te busca tu linda mamita.

Sonrie cínicamente y después de dos pasos hacia atrás se gira para marcharse.
Me mantuve intranquila por su forma de tratarme. ¿Qué le hace pensar que soy una mala persona y hablarme así?, ¿Qué daño he hecho yo?.

Baje las escaleras y busque a mamá para avisarle que me quería retirar. Pero cuando llegue a su sala de estar de los señores Castillo, me atraparon la vista algunas fotografias de la pared.
Me aseguré de que no estuviera Yaxkin por ningún lado y me adentre en la sala a mirar de cerca aquellas fotografías.

Fotos de boda recientes del señor y la señora Castillo, fotos de el hijo menor en una cama, fotos de todos en distintos lugares y países. Me detuve a ver con claridad una foto de los cuatro en el famoso Taj Mahal, dónde se le ve sonreír a todos menos Yaxkin. Además de tener el cabello castaño y alborotado.

Seguí recorriendo y mirando más fotos, este chico si que tiene una actitud terrible. Pero por más que buscaba fotos de él, solo encontraba fotografías de su pequeño hermano y sus padres.
Al querer darme por vencida, di la vuelta para retirarme y seguir buscando a mamá, pero me atrapó la vista una pequeña fotografía de la señora Castillo y una pequeña niña riendo en brazos de ella.
Me acerque para mirar a detalle la fotografía.

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— Mamá, mamá. Mira lo que hice.

Dije mostrando una manualidad de la escuela a mamá.

— ¡NO NO!, No me acerques eso. Me acabo de terminar de bañar.

— ¡Mujer!, no seas tan grosera con la niña.

— Esa cosa no es mi hija, hasta que comience a actuar como le digo tendrá el derecho de llamarme madre.
Soltó la señora frente a su tocador y mi abuelo me sostuvo en brazos.

— ¿Qué hiciste princesa?, ¿Puedo ver?.

Con lágrimas calladas extiendo mi brazo dejando ver mi marco de fotografía hecho con palitos de paleta azules y carritos de fomi.

Después de elogiarlo me abrazo y consoló durante horas hasta que caí dormida en sus brazos.

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Termino la fiesta y mamá y yo llegamos agotadas a casa. Al subir a mi recámara tire mis zapatos al suelo me tumbe en la suave cama.
Abracé mi almohada y suspiré pesado.

— Mañana será otro día, olvidare este incidente y a ese engreído.

Mi gato se recostó en mis piernas y finalmente después de abrigarme con las mantas, caí dormida.

Los días siguientes terminaron transcurriendo normalmente. Pommy y Poleth me invitaron el desayuno algunas veces ya que solía venir sin desayunar muy seguido. Mientras tanto Sebastián y Ramsés tenían partidos de básquet con Poleth en el equipo de porristas.

Se acercaban los exámenes del primer semestre y mi cabeza estallaba de falta de concentración.
A pesar de ya haber transcurrido bastantes días, Yaxkin seguía haciendo saltar mi curiosidad.

Siempre era la misma rutina de llegar a la escuela, comer las mismas dos cosas »una manzana verde y un yogurth mientras lee en la cafetería«, tomar clases concentrado totalmente en el pizarrón y cuando participa simplemente contesta correctamente y sin titubear. Siempre lo mismo para cuando suena la última campanada verle recoger sus cosas y en patineta marcharse a casa.

Ese chico parecía un robot, siempre haciendo lo mismo, y tampoco se le notaban las ganas de socializar.

—Hey, HEY, ¡TIERRA LLAMANDO A REIKO!— menciona Pommy cerca de mi oído algo confuso. —Chica, te pierdo dos minutos de vista y estás sobrepensando, ¿Qué hace tu cabecita loquilla que NOOO se concentra en los atuendos del baile de otoño?.

—En un color que me sea favorable, ¿Opciones, capitán estilo?.

—El anaranjado será el color estrella, obvio representa las hojas cayendo de los árboles, dando la bienvenida al invierno, puedes mezclarlo con colores cafés y blancos. Incluso un rojo o un amarillo, pero de preferencia los primeros tres, así que tienes que usar algo de esos tonos.

—Tienes una deducción muy exacta, incluso me das miedo Pommy— Menciona con una muñeca sonriente y animada Poleth.

— Lo sé... Oh por todos los dioses miren a las 11:00—. Menciona y como halcones no disimulados giramos el cuello y rostro para observar a Yaxkin.

»No puede ser...«

— Dios mío, ¿Acaso es el día de cambios radicales? — Aseguró Poleth con una mano en la cadera y negando a su vez la cabeza.

— He de admitir que se le ve demasiado bien ese corte de cabello— menciono Pommy mientras sostiene su barbilla.

— Y tiene un tatuaje en el cuello...— agregué.

— Oh dios mío, ¿Qué significará?— Menciona Ramsés con sarcasmo acompañado de Sebastian, uniéndose ambos a la mesa de conversación.

— Probablemente “oh, se me ve tan poderoso y las chicas seguirán derritiendo su mirada por mí, más que el débil bichito Sebastián”— menciona Poleth y Sebastián le muerde el hombro en venganza.

— Yo opino que Reiko debería preguntarle, después de todo es la más cercana ahora gracias a su mamá— menciona Poleth y todos congelaron su mirada en ella.—No te hagas la que no sabe, si mi mamá me contó sobre la fiesta, esperaba a que me lo mencionaras pero no lo hiciste grosera.— termina de decir con un puchero infantil.

— Bueno, es que no hice nada, todo el tiempo estuve con mamá.

—¿No cruzaste palabras con él o su familia?, No te creo...— menciono Sebastián y toda nerviosa balbuceando mencioné que solo cruzamos palabras cuando nos presentaron.

—Vaya, de igual forma ya te conoce, así que anda... —Menciona Poleth dándome un empujoncito leve por el hombro. —Ve y dile  si quiere sentarse con nosotros.

—¡¿Estás loca?!, Con solo acercarme me atravesará con sus ojos el alma haciendo pedazos mi estabilidad en las piernas.

—Confio en ti, así que anda.

Después de abrazarme con esas palabras en los oídos, le observé comer su manzana y levantarse de su asiento.

— Bien, aquí voy.

Mi Gran SecretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora