"Un evento desgarrador"

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En el mundo existían varias tribus: Las hadas, los ciervos, los minotauros, los grifos, las sirenas, los dragones y las brujas. Las cuales estaban en constante desacuerdo, y preferían distanciarse las unas de las otras. Las hadas al igual que los grifos y los dragones, tenían habilidades consideradas especiales, las cuales sólo pocos tenían.

La tribu de las hadas siempre divagaba por el bosque, parecían luciérnagas flotando, pues desprendían un pequeño brillo por las noches, estás eran nómadas, ya que tenían que ir de un lugar a otro buscando que las otras tribus no las encontraran. Kimura, un muchacho de 18 años, flaco, de baja estatura, de pelo negro rizado, el cual cubría casi por completo sus ojos verdes y la mayoría de sus pecas, al cual su madre le había puesto ese nombre porque en su idioma significa "pueblo de árboles" lo cual describe muy bien a las hadas, ya que se establecen en lugares muy poblados por árboles.

⎯ Kimura...Kimura...despierta, ya casi llegamos ⎯ mencionó una de las hadas ahí, otro muchacho, pero este era mucho más alto que Kimura, y tenía el pelo castaño claro y la piel menos pálida,
⎯ déjame dormir, Katsumoto ⎯ dijo el chico de pelo negro ⎯ que seas el hijo del guía no significa que puedas mandar a todos ⎯ un tono disgustado se distinguió en su voz, mientras cerraba sus ojos y volaba más alto para dejar de escuchar los regaños de su amigo.

Al llegar a su destino, las hadas buscan lugares donde camuflarse, por eso, a las hadas al nacer, se les otorga un gorro que los proteja y camufle de otras tribus enemigas, en este caso, cada familia usa diferentes elementos del entorno para protegerse, de igual manera que usan su poder de transformarse en pequeñas esferas de luz para entrar a sus hogares dependiendo el tamaño de estás, las pequeñas bolitas podían ser de diferentes colores según su entorno, lo cual era muy conveniente, y en un bosque mágico, mucho más.

Se acercaba el día de la tradición, según esta, un hada debía explorar los alrededores para expandir sus territorios cada 100 años, para esto, debía ir sin armas ni objetos, pelear contra las bestias, y después de 30 años, regresar a su pueblo. Para escoger a esta persona, las hadas debían hacer un círculo mágico y hacer que 7 hadas, consideradas prodigios, entraran en el, la luz azul marcaría a la persona que iría a la aventura.
Kimura recordaba ese día, por alguna razón que aún no entendía, esta se pospuso 50 años, esta vez, le tocó a su padre, el cual nunca volvió a aparecer.
Obviamente solo recordarlo le daba una tristeza inmensa, a causa de no haber podido tener más tiempo con el, o tan solo nunca haber regresado de nuevo

El no era cómo otros protagonistas excepto por la falta de padres, realmente no tenia nada que demostrar, ni metas, ni sueños, no tenia nada que desear, tal vez el destino algún día le de un propósito...

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Se les quiere ඪ

Atte: la Autora

𝘌𝘭 𝘣𝘰𝘴𝘲𝘶𝘦 𝘥𝘦 𝘭𝘢𝘴 𝘭𝘶𝘤𝘪𝘦𝘳𝘯𝘢𝘨𝘢𝘴 🍄Donde viven las historias. Descúbrelo ahora