✿Amarga Condena✿| I One-Shot |

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El amor puede ser una caricia placentera como una terrible puñalada en el vientre, y Jack había experimentado ese sentimiento por su propia cuenta.

Las caricias, los besos delicados que su amada madre le había dado en todos esos años siempre lo habían impulsado a dar lo mejor de sí mismo, deseando retribuir esos gestos de profundo cariño por todos los medios posibles.  Robaba y muchos lo despreciaban, pedía ayuda y comida y recibía golpes y patadas a cambio, pero no le importaba.

¿Por qué debería importarle?  En última instancia, su madre era su mundo y él estaba en el centro de su universo.  No necesitaba a nadie más que a ella, su amor era suficiente para él, y Jack estaba convencido de eso.

¡Ah, qué suerte había tenido de tener a su lado a una madre fantástica como ella!

Todos los días estaba agradecido por haber tenido esa oportunidad, estaba agradecido de recibir tantos cuidados y estaba agradecido de tener la oportunidad de observar un color tan hermoso como el amor que su madre le dirigía de manera simple y única.

¿Podría haber mayor felicidad?

-Deberías tener cuidado.- la voz suave y elegante de su madre podría fácilmente compararse con el canto de una sirena. Fue sublime: -En los últimos días, han aparecido numerosos hematomas en tu cuerpo y...-

-No te preocupes por mí.- respondió mecánicamente el niño cada vez que veía a esa bella mujer compadecerse de él: -Y luego, ¡mira cuánto pan me las arreglé para recuperar!  Sin duda, también será suficiente para los próximos dos días.-

Robar se había convertido ahora en su especialidad.  No fue tan simple, pero no tan imposible como podría parecer.

Whitechapel era un vecindario vilipendiado, sucio y extremadamente pobre, no eran los únicos que pasaban hambre y la gente que brillaba con colores hostiles y malvados no ayudó.  Sin embargo, por el bien de la persona que más amaba en el mundo, haría cualquier cosa.

Claro, hurgar en la basura y ser golpeado por carniceros y comerciantes enojados no era lo mejor, pero era extremadamente necesario.  Tanto para sobrevivir como para mantener intacta la sonrisa de su madre, para que nunca se apagara.

-Oh, eres un niño tan querido.- ella lo besó en la frente y lo abrazó, y Jack cerró los ojos felizmente.

El tuvo suerte.  Fue increíblemente afortunado.

-Eres un niño demasiado generoso.- aquí es que su ilusión desapareció en unos instantes.  Ann estaba a centímetros de él, pipa en mano y humo saliendo de su boca.  Estaba impaciente y agitada, y Jack pensó que tal vez otro cliente debía haberla cabreado.

-¿Por qué no te vas de este mal lugar algún día?  No es fácil, pero todavía hay esperanza para ti.- Exhaló y inhaló, y Jack arrugó la nariz con molestia. No le gustaba el humo: -Eres talentoso e inteligente, un verdadero prodigio.  Podrías hacer grandes cosas.-

-Encontraré un buen trabajo y me llevaré a mi mamá de aquí.- se sentó en el desgastado sofá, una sonrisa iluminando su rostro.  Ann no lo miró, en cambio permaneció unos instantes en completo silencio hasta que decidió dejar de fumar y posar sus ojos en el pequeño espejo que tenía enfrente, clavado en la pared.  Estaba sucio y rayado, pero aun así se las arregló para reflejar perfectamente la silueta inocente y despreocupada de Jack.

-Tu madre nunca saldrá de aquí.- sacudió la cabeza, anunciando esa verdad sin demasiados filtros: -Debes aprender a arreglártelas por tu cuenta, pensar más en tu futuro.  Ella ha tomado sus decisiones, ahora es tu turno de hacer lo mismo.-

Hércules/Jack | One-Shots Donde viven las historias. Descúbrelo ahora