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La boda de Pedro y de Antonia no fue una boda por amor en un primer momento. Se sentían atraídos el uno por el otro. Pero no estaban enamorados.

            Pedro era el tercer hijo de una adinerada familia.

            Sin embargo, siempre había sido mucho más responsable que sus hermanos mayores. De algún modo, éstos podían apoyarse en él.

            Pedro podía haber hecho carrera en el Ejército. Pero su madre se negó.

            Ya tenía una edad, como decía su padre. El señor Gutiérrez de La Torre decidió que había llegado el momento de casar a Pedro.

__¿Usted cree que es una buena idea, padre?__le preguntó su primogénito, Marcos.

__Dudo mucho que tu hermano Laureano y tú os caséis algún día__respondió el señor Gutiérrez de La Torre con amargura__He de apoyarme en alguien.

            Pedro no sintió nada cuando se enteró de que su padre le había buscado una esposa. De hecho, era algo que llevaba algún tiempo esperando. En secreto, el señor Gutiérrez de La Torre se había entrevistado con el señor Campuzano. Ambos pactaron el matrimonio entre el hijo menor del primero con la hija mayor del segundo. La joven sería una esposa virtuosa.

            Y Antonia Campuzano era la joven idónea para Pedro.

            Éste ya la conocía.

            Su padre le habló de Antonia. De lo buena esposa que sería. De los hijos que tendrían. Poco importaba que Pedro fuese el menor. Toda la responsabilidad había recaído sobre él.

            Debía de perpetuar el apellido Gutiérrez de La Torre. Debía de preservar El Alba. Así era como se llamaba la hacienda familiar. Situada en el pueblo de Manzanares…

            Pedro quería irse de allí.

            Pero su padre le retenía contra su voluntad.

            Le obligaba a casarse con Antonia, una buena joven. Merecía a alguien mejor que él.

__¿Y por qué no te casas tú con ella?__le preguntó Pedro a Marcos una tarde, cuando estaban dando un paseo a caballo__Eres el primogénito. Eres tú quién debe casarse.

__Tú serías un buen marido para esa joven__respondió Marcos__Eres un joven sensato. Yo soy un cabeza loca.

            Se echó a reír con ganas. Pero Pedro le fulminó con la mirada.

__¿No piensas sentar la cabeza nunca?__le preguntó furioso.

__Nunca me casaré__respondió Marcos con vehemencia.

__Y quieres que me case yo en tu lugar.

__Me parece lo correcto.

            El señor Gutiérrez de La Torre quería a Antonia como nuera. Había solicitado informes acerca de la joven. Y estaba encantado.

            Venía de una familia tan rica como la suya. Poseía una dote elevada. Y, además, había recibido una esmerada educación.

__No vas a encontrar mejor partido que esa joven__insistió el señor Gutiérrez de La Torre__Cásate con ella. Y engendra un par de críos.

__Ya habéis decidido sobre mi futuro__observó Pedro con amargura.

__Ella está conforme. Es muy obediente.

            Estaban hablando en el salón de El Alba.

            Pedro estaba sentado en el sofá. Su padre se paseaba de un lado a otro del salón.

__Todo está decidido__dijo el señor Gutiérrez de La Torre.

__No quiero casarme__afirmó Pedro.

            El señor Gutiérrez de La Torre se detuvo ante su hijo menor.

            Estaba furioso.

__¿Te has vuelto loco?__le increpó__¡Te estoy pidiendo que cumplas con tu deber!

__¿Mi deber?__ironizó Pedro__¡Un capricho tuyo! Yo no estoy enamorado de Antonia Campuzano. Ni ella está enamorada de mí.

__El amor no existe.

__¡Bobadas!

__¡Lo que estás diciendo sí que es una bobada! Sólo puedo confiar en ti.

__Padre…

__¡Déjame hablar! Tus hermanos nunca se casarán. Viven sólo para divertirse. Y es muy tarde para que pueda hacer algo con ellos. Si estás encaprichado de alguna fulana, no pasa nada. Te casas con Antonia Campuzano. Tomas a la fulana con la que estás enredado como amante. Y no pasa nada. Puedes estar con las dos.

__¡Me niego! ¡Me resisto a seguir escuchándote!

            Pero el señor Gutiérrez de La Torre no se calló.

            Insistió en lo relativo a la belleza de Antonia. En su inmensa dote…Al final, Pedro cedió.

            No podía hacer otra cosa.

            En su noche de bodas, Pedro besó muchas veces a Antonia en la boca y la poseyó para consumar el matrimonio. Antonia se echó a llorar.

__Vete__le pidió a Pedro.

            Aún así, Pedro siguió uniéndose a ella una vez a la semana en el lecho con el deseo de engendrar un hijo. 

LO QUE PODRÍA SER AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora