✿ Capítulo 1 ✿

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División de Shinjuku

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División de Shinjuku.
Hospital General de Ryougoku

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-Hola, Amemura-kun.

-Oow~ ¿cómo es que supiste que era yo, Jakurai? -con un puchero en sus labios, el adulto quitó sus manos de los ojos del mayor.

Jakurai había tenido una larga jornada de trabajo, por lo que se había tomado 5 minutos antes de volver, y ahora se encontraba sentado en uno de los muchos asientos de la sala de espera. El pequeño pelirosa había decidido visitarlo durante la mañana y la cereza del pastel fue encontrarlo dándole la espalda, por lo que no pudo resistir el sorprenderlo.

-Tus manos pequeñas y suaves son inconfundibles. -volteándose hacia el contrario, el pelimorado sonrió.

-Hehe~

Aunque no lo demostrara demasiado, su nerviosismo y el hecho de que se quedara sin palabras, eran la prueba que hacía evidente lo mucho que le descolocaban los "cumplidos" del más alto.

-¿Qué haces aquí? Sabes que estoy en horario de trabajo. -le regañó levemente, colocándose algo serio.

-Vine a sorprenderte, ¿no es obvio? -sonrió por la pregunta el más bajo, quien aún se encontraba de pie. Sin meditarlo más tomó asiento en una de las sillas junto al contrario- ¿Te sorprendí?, ¿lo hice~?

-El sentir tus manos en mi cara de repente sí me sorprendió. -admitió el doctor, ladeando su cara al verle sonreír sin descanso.

-Qué bien. -esta vez sonrió de forma más pausaba, más relajado.- Aah, lo olvidaba. Jakurai, pide permiso unos minutos y acompáñame~ ¿sí, sí? di que sí, te invitaré un café.

La relación que tenían era el resultado de la única vez que Ramuda perdió una batalla de rap.

Le habían ordenado investigar a dos pandillas muy problemáticas y averiguar de dónde habían obtenido hypnosis mics ilegales. Fue cuidadoso al principio, descubriendo que tenía que ver con un trato con ciertos militares antes del establecimiento de la ley H y el golpe de estado.

Sin embargo, no tardaron en encontrarlo fisgoneando y tan pronto como le tuvieron en frente, lo sometieron a varios ataques de las dos pandillas en dirección al pelirosa. No eran muy talentosos en ello, pero eran demasiado y eso le jugó en contra al ojiazul.

Cualquiera quizás habría muerto, pero Amemura no era cualquiera. Se mantuvo inerte en el suelo hasta que las pandillas se rindieran con él. Batalló por no perder el conocimiento en lo que llegaba a la estación para tomar el tren a Shibuya. Pero antes de siquiera estar a mitad de camino, se desmayó en medio de la calle.

Quizás era obra del destino o mera coincidencia el hecho de que su misión fuera en la división de Shinjuku. También, el que cierto médico estuviera en su día libre y que en cuanto vio a quien parecía ser un niño herido, no dudó en auxiliarlo.

 ✿ La Composición De Mi Vida ✿ Jakuramu ✿Donde viven las historias. Descúbrelo ahora