Un nuevo amanecer

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  El sol era tan resplandeciente que cegaria a quien lo viera en aquella mañana, y aquel bebe al sentir el primer rayo de sol chocar en su cara desató un llanto incesante que fue difícil de calmar.

  La presencia de un bebe por la mansión era algo inusual a lo cual es difícil acostumbrar para un mayordomo acostumbrado a su soledad.

  Pasar de servir a condes y reyes, a cambiar pañales y alimentar no es algo común que este acostumbré a realizar, era difícil tomar el cuidado de un ser tan frágil, que no sabe pedir lo que desea y solo sabe llorar.

  Sirvientes nuevos entraban y salían a la mansión para tener mejor cuidado para el pequeño que llama la atención, la mirada de ese bebe era como el cielo azul todo un arte del cual se podía admirar por horas y horas.

   Un niño tan tranquilo era raro pero digno de admirar y muy díficil de encontrar, los primeros días no eran tarea fácil para este mayordomo, los sirvientes se ocuparon de lo necesario haciendo mas ligeras las tareas de este joven y así dedicando mas tiempo al pequeño mortal quien disfrutaba de la compañía de aquel mayordomo de irises oscuros.

  Los días se resumían a llantos y cambiar pañales, el bebe con el tiempo paso a ser la prioridad total  de aquel mayordomo y no había día en que este se desprendiera de su lado, el joven de mirada azulina se había adueñado de cada segundo del día de ese ser inmortal ¿había dominado al eterno mayordomo? Esa no era la cuestión de pensar.

  El pequeño bebe crecía poco a poco y para el mayordomo infernal era una obra maravillosa de ver, cada paso era un recorrido hermoso mirar como se desarrollaba ese ser tan curioso, paso de llantos y risas a balbuceos y pucheros.

   Mientras que del otro lado del bosque cerca de las casas de campo, se encontraba otro bebe de cabellos rubios y sonrisa socarrona con una actitud inquieta haciendo travesuras dando estrés al tan formal mayordomo, los días de este se resumían a berrinches y travesuras no habían sirvientes que aguantaran a tal pequeño tan travieso, en tan solo cuestión de días los sirvientes terminaban renunciando y las nanas no duraban ni tres horas con el pequeño Trancy.

  Tanta armonía poco les duro, con el tiempo aquellos que en su momento fueron dulces bebes ya con casi 1 año de edad no soportaban el peso de aquella soledad, todo era tan rutinario no había niños con quien jugar y sus sirvientes no les daban aquella felicidad, que con locura deseaban disfrutar.

   Los mayordomos ya no les dedicaban tanto tiempo como antes, y aunque les costaba ahora soltarse sus pequeños ya no deseaban aferrarse, era el miedo a encariñarse lo que les afectaba mas, la eternidad se les hacia pesada sobre los hombros desde el momento en que conocieron a sus pequeños acompañantes de vida, y un nudo en su garganta se formaba y se les atravesaba, ¿Acaso era nostalgia lo que sentían? O ¿Acaso nunca se habían llegado a sentir así en toda su eternidad?.

   Les dolía reconocer que los verían  crecer y morir aquello los lastimaba ya que esos pequeños solo eran seres mortales que vivirían una vida plena y no serian eternos.

  No existía forma sobrehumana de evitar que eso pasara o de frenar el tiempo, o el temible sentimiento del abandono que esos pequeños les hacían sentir, ellos crecerían y no dudarían en abandonarlos y en vista de tal situación, el mayordomo Sebastián, tomo la determinación de hacer algo que no se veía en esa mansión desde hace muchísimo tiempo organizar un gran evento social, tan solo con el fin de estudiar que familia sería la adecuada para su pequeño de mirada azulina, pues no quería solo encerrarlo en la cruda eternidad con el.

   Pero por otro lado, el mayordomo Claude se negaba a dejar de lado a su pequeño travieso de cabellos rubios ya no sabía de qué manera ver la vida sin el, este había llenado de colores y rayones en las paredes de su mansión, y de la misma forma lleno de alegría de manera inconsciente su corazón, aquel sentía que mientras lo tuviera cerca no volvería a sentir la soledad tan inmensa ni el peso de esas cuatro paredes sobre su espalda, trato de desprenderse y acostumbrar al pequeño a la distancia pero este inquieto se negaba a alejarse en ocasiones.

entre tus brazos quiero estar (claude x alois sebastian x ciel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora