Aun Duele

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Trama:

Aun en la muerte no hay paz interior.



El Jefe Lobo esta sentado en una roca en el reino de los espíritus.

Flotando en el vacío de un color verde luminoso.

Es un lugar bastante aburrido, a recorrido por todos estos escombros flotantes y a conocido a otras almas.

Pero las conversaciones son de como vivieron sus vidas antes de llegar aquí.

Parece que toda conversación gira entorno al mundo de los vivos.

El tema es interesante pero se a repetido tanto que ya esta cansado. 

Si alguien le vuelve a preguntar que hizo en el mundo terrenal lo golpeara.

- Ojala pasara algo interesante. -Masculle aburrido.-

Una luz dorada ilumina todo lo que alcanza.

El Lobo tuvo que cerrar el ojo por lo intensa que era la luz.

Al abrirlo de nuevo, todo se volvió de colores dorados, el azabache admira lo hermoso que cambio el lugar, paso a ser un lugar sombrío y frio a uno cálido y brillante.

- ¿Qué sucedió? -Pregunta. Desde el mundo de los vivos tiene la costumbre de hablar solo.-

Destellos de luz doradas recorren el cielo.

- ¿Estrellas fugases? -Mira el cielo esperando ver mas.-

Lo que no se da cuenta es que a sus espaldas un destello de luz va directo a su dirección.

La piedra del alma brilla para transformarse en el Pavo Real albino una vez mas.

El Lobo es dolorosamente derribado al suelo en un golpe brusco.

Ruedan por el suelo unos segundos antes de detenerse.

El Lobo gruñe al ser aplastado por el cuerpo ajeno, esta dispuesto a darle una paliza cuando reconoce esas plumas blancas.

- Lord Shen. -Llama sorprendido.-

A pasado un tiempo, es lo que supone, es difícil saber cuanto tiempo paso en un lugar donde no hay día ni noche.

El ave se levanta al escucharlo.

El azabache puede ver que esta confundido.

- ¿Qué pasa? -Decide preguntar el Lobo.- ¿Por qué te lanzaste encima mío? -Se levanta con dificultad del suelo.-

Esperaba que al estar muerto ya no sentiría dolor.

- Tráeme agua. -Ordena el albino sosteniéndose la cabeza.-

- Si. -Se da la vuelta para buscarla.-

Se detiene después de dos pasos.

- ¡Yo ya no trabajo para ti! -Grita indignado.- 

- Ruidoso. -Masculle el ave sin ponerlo en sus ojos.-

El de un ojo queda con la boca abierta por su descaro, es obvio que ni se arrepiente de haberlo apuñalado.

- Me voy. -Se da la vuelta para irse.-

- Detente. -Escucha a sus espaldas.-

El Lobo obedece.

Se le pone los pelos de punta al ver lo que hizo.

- ¡Es por inercia! -Vuelve a gritar para salvar su orgullo.- 

Ciega LealtadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora