the new kid

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Es el segundo año de Fushiguro estando en el club y no debería sorprenderle que llegaran miembros nuevos, después de todo, están iniciando un nuevo ciclo escolar y muchos alumnos nuevos de primer año comienzan a unirse a los distintos programas de actividades que los estudiantes forman en la escuela, tal cómo el hizo el año anterior.

Pero de todas formas se ve sorprendido al encontrarse con tal solo un chico queriendo inscribirse, chico que ni siquiera era de primer año.

Lo tiene en frente y el asombro de que sólo sea él sigue ahí, así que no puede evitar mantener el ceño fruncido y mirarlo extrañado. Observa en silencio cómo llena el formulario de inscripción desde el otro lado de la mesa con suma concentración, puede notarlo por cómo la punta de su lengua se aprieta entre sus labios y en cómo arquea las cejas.

Su cabello es corto y castaño claro, piensa que tal vez incluso podría ser teñido. Se ve fornido y, considerando cómo se vio en el momento que llegó, es de la misma estatura de Megumi. Su rostro es anguloso y tiene unos grandes y brillantes ojos marrones, pero lo que más destaca de él, son las pecas que lo adornan.
Múltiples manchitas de un tono un poco más oscuro que el su piel cubren su nariz y mejillas, se esparcen uniformes por el centro de su cara hasta concentrarse intensamente entre sus pómulos y bajo sus ojos.

-Está bien, no parece que alguien más vaya a venir -deja su observación para prestar atención a su senpai-. Llévalo al dojo y explícale lo que haga falta, yo entregaré el formulario.

-Entendido, Maki senpai.

Mientras Maki se va, Fushiguro se pone de pie y recoge las pocas cosas que quedan sobre el mesón en un suspiro para entonces levantar su mirada al chico nuevo. Abre la boca en busca de las palabras con las que podría preguntarle su nombre o incluso presentarse, pero ni siquiera es capaz de formular algún sonido cuando el chico frente a él se inclina con rapidez para saludarle.

Al parecer sus cálculos fallan, pues se inclina de tal forma que su frente choca con el borde de la mesa que aún se halla entre ellos, pero parece ignorarlo después de soltar un pequeño quejido. -¡Itadori Yuji! Es un gusto conocerte.

-Igualmente -responde Megumi en una venia, aún un poco estupefacto por el entusiasmo ajeno, también por el golpe-. Soy Fushiguro. Sígueme.

El pelinegro comienza a caminar en dirección al dojo con la seguridad de los apresurados pasos de Itadori siguiéndole. Cuando lo alcanza le mira de soslayo y el nuevo le sonríe amablemente.

-¿Eres muy observador, Fushiguro?

Megumi se sorprende por milésima vez en el día por la pregunta y lo mira antes de contestar. -Supongo que sí, ¿a qué viene la pregunta?

-Bueno -Itadori parece pensar-. Soy un poco tonto pero pude notar tu mirada mientras completaba el formulario.

Cada vello del cuerpo se le crispa y sus mejillas se tiñen suavemente de rosa por la vergüenza. Fushiguro tose un poco para pasarlo y entonces contesta. -Uh, supongo que tienes razón. Lo siento, no quería incomodarte.

-¡No debes pedir disculpas! Tan sólo lo noté. Pareces bastante reservado; diría que las personas discretas suelen ser más analíticas.

Para Megumi este chico no tiene un pelo de tonto.

Asiente como respuesta y se detiene frente a una puerta que abre con las llaves que saca de su bolsillo. Le cede el paso a Yuji y entonces entra él, encendiendo las luces del lugar.

Chasquea la lengua no sólo porque claramente ningún miembro se ha dignado a quedarse y esperar, sino que tampoco nadie se dio la molestia de dejar el dojo presentable. El lugar es un desastre, los útiles y herramientas están esparcidos sobre el tatami y sin siquiera tener que ponerle un pie encima, Megumi puede adivinar cuando sucio debe estar.

Mira al castaño con una pequeña mueca en los labios. -Disculpa el desastre, ¿te importaría ayudarme?

[?]

A pesar de llevar bastante tiempo haciendo lo mismo, Fushiguro jadea del cansancio después de terminar de limpiar toda la sala. Suspira con fuerza y se lanza al suelo sin preocuparse de cuanto pueda dolerle el trasero al caer.

Mira al chico desparramado en el piso a su lado y se siente satisfecho al ver que tan solo respira pesado. Parece tener buena resistencia, cosa que le vendría de maravilla estando en el club.

-Gracias, Itadori.

Yuuji le mira. -No es nada. Gracias a ti por enseñarme el lugar.

Para no perder tiempo, en lo que ambos se dedicaban a ordenar, Megumi se dio el tiempo de explicarle los detalles que consideró necesarios con respecto al club de artes marciales. Si algo faltaba Maki o el mismo sensei podrían resolver las dudas del chico.

-Ya deberíamos irnos -menciona viendo la hora en su teléfono-. Ya es suficientemente tarde y no creo que Maki senpai vuelva.

Se pone de pie y extiende su mano a Itadori para ayudarle a hacer lo mismo. Sacude sus pantalones después de soltar al castaño y se dirige a la puerta luego de tomar sus cosas y le espera ahí. Cuando Yuji está fuera, Fushiguro cierra el lugar bajo llave estando ya seguro de que todo está en orden y entonces mira al chico sin tener mucha certeza de qué decirle o cómo despedirse de él.

-Fushiguro -Itadori se le adelanta y en el fondo está muy agradecido de que haya hablado primero.

-Dime.

-¿Mañana podrías enseñarme la escuela? -el castaño tiene una pequeña sonrisa avergonzada y rasca su nuca mientras habla-. Ya es tarde y el inspector no tuvo tiempo de darnos un recorrido por la mañana. Y bueno... eres casi la única persona con la que he hablado.

Megumi alza las cejas y tiene que pestañear varias veces antes de poder responderle. -Claro, uhm, ¿te parece bien durante el almuerzo?

El rostro de Yuji se ilumina en una sonrisa y sus ojos brillan en emoción.

-¡Por supuesto!

[...]

no soy d escribir mucho pero llevo tiempo pegada con estos niños así q aprovecho la obsesión para descargarla en un intento d creatividad ^^

si alguien lee esto seguiré publicado supongo

guilty ¦ itafushiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora