stick around

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Megumi nunca ha sido un entusiasta de hacer vida social, pero ya está en la edad en la que no puede inventar excusas para evitar cualquier interacción, ya no es un niño y ya no puede simplemente esconderse tras su padre y usarle como un escudo contra el mundo. Y, ah, cierto. Había prometido a Itadori que le mostraría la escuela. Lo que, nuevamente, le recuerda que ya es lo suficiente mayorcito como para tan sólo huir y no cumplir con sus responsabilidades, quizás lo haría, pero el chico está en su club y sería particularmente difícil evitarlo después.

Y abandonar el club no es una opción.

Ya es el receso del almuerzo y sale de la sala después de la estampida de alumnos que corre a comer. Con una postura tan natural cómo puede imaginar, camina desde su salón en dirección al de Itadori, que si mal no recuerda, está en el mismo piso.

Avanza con los pies pesando, como si fuera la primera vez caminando por el lugar. Ciertamente, Fushiguro jamás ha tenido que hacer tal cosa como darle un recorrido a alguien por la escuela, y con razón, si el chico no es delegado de clase y mucho menos un inspector, por supuesto que hacer algo como aquello esaba lejos de ser parte de su lista de obligaciones. Y no se miente ni intenta negarlo, le pone ansioso la idea de hacer algo por primera vez. Pero intenta convencerse a sí mismo de que nada podría salir mal, Itadori es un buen chico; y claro, conoce el establecimiento a la perfección, o eso cree.

Espabila de golpe de sus propios pensamientos cuando cree ver al castaño pasar por su lado. Chasquea la lengua por su distracción y se gira rápidamente hacia el chico, pero se queda ahí de pie.

Debe haberse confundido, pues aunque jura haber visto a Itadori, pero se convence de que fue alguien parecido. Y no es que conozca al castaño, pero desde su forma de caminar hasta el aura que parecía rodear a esa persona se sentían y lucían distintas a las del chico con quien comparte club. Además, sabe que de haber caminado a su lado hubiese sido Itadori quien se le acercase primero.

Y confirma sus suposiciones en el instante en que puede ver y oír a Itadori a unos metros de distancia dirigiéndose hacia él.

[...]

Llevan 20 minutos de recorrido y Megumi agradece a dios lo fácil que es interactuar con Yuuji. Toda la caminata por el edificio principal fue callada, al menos por su parte, porque Itadori se encargaba de romper cualquier silencio que estuviera demás con comentarios, preguntas o hasta anécdotas, a lo que el pelinegro se dedicaba a prestar atención en lo que continuaba guiándole por el lugar.

Ahora están caminando por los jardines del establecimiento. Fushiguro sabe que no queda mucho más que ver y silenciosamente comienza a dirigir al chico junto con él a la cafetería para conseguir algo de comer.

-¿Por qué te uniste al club, Itadori?

El castaño le mira y luego hacia arriba, pensado en qué responder. -Bueno, la verdad es porque me gustaría poder dejar de depender de mi hermano.

-¿Depender de tu hermano?

-¡Sip! -Itadori se mete las manos en loz bolsillos y suspira-. A pesar de que siempre ha sido él el más problemático de nosotros, siempre hallo alguna manera de meterme en peleas ridículas de las cuáles él debe salvarme -ríe despacio-. Y en realidad tengo bastante fuerza, el verdadero problema es que no sé pelear.

-Oh, entiendo. Supongo que es una buena razón -y sucede de nuevo, Megumi no es un experto en hacer o seguir conversaciones, así que sólo acude su mejor jugada y se dedica a preguntar y escuchar-. ¿Tienes sólo un hermano?

-Tengo dos en realidad. De hecho es por el mayor de todos que estamos en Tokio -sonríe Itadori-. Por cierto, ¿a dónde estamos yendo?

-A la cafetería, tengo hambre y sé que tú también.

Itadori ríe, pues en efecto había sido el gruñido de su estómago lo que le delató.

[...]

mi clase estaba aburrida así q actualizar fue la solución 😙
un gusto mi gente

guilty ¦ itafushiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora