Ser cantante.
Una mayúscula, cuatro vocales, cuatro sílabas, dos palabras, un punto. Aquellas dos palabras que me definen, tanto como yo y en lo más profundo de mi ser la conozco. Pero tanto como afuera y lejos de mí nadie las entiende.
Crecí con una meta, más allá de ser una meta era, UN SUEÑO, un sueño que llena mi cabeza y no hay manera de soltarlo, un sueño que creció conmigo, sí, creí que tal vez algún día se iría esa idea, como cuando quise ser abogada, pero no quería serlo, ¿por qué ser cantante permaneció?, no lo sé pero me preguntó cuándo será real. No quiero morir sin lograrlo, no quiero seguir reprimiendo mi voz con miedo y vergüenza.
Es tan fuerte esto que cuando escucho a otros cantar magnífico, se me pone chinita la piel, se me aguan los ojos, se me hace un nudo en la garganta y se me llena la mente de un solo pensamiento. CUÁNDO VOY A SER YO.
No quiero irme de este mundo sin haber dejado huella, sin haber marcado mi autógrafo, sin haber dejado rastro de mi caminar, sin haber mostrado mis derrotas y cada una de mis victorias, quiero dejar mis sentimientos pegados en cada pared y cada piso del mundo, que cada pensamiento mío sea de orgullo por lo lejos que pude llegar, que cada lágrima que he derramado con miedo haya valido la pena y sea recompensada, sólo pido brindarle una voz inigualable a mi público, mi mayor sueño es cantar y ver a mi público, ver un auditorio lleno de miles de almas que también adoran la música, que aman a morir las mezclas musicales, que se apasionan cada día con una canción en reproducción.
Porque apesar de que Einstein dijo: El genio se hace con 1% de talento y 99% de trabajo.
Siempre que escucho a Adele cantar digo en voz baja: es un puto don.
Porque es un don, es algo que no cabe en mis venas no cabe en mi cabeza la idea de poder ser tan bueno en algo sin haberlo querido o pedido, por qué no pude nacer y decir quiero este don y ser concedido. No puedo entender cómo llegan a cantar así, ¿cómo puedo yo lograr eso?
Mi mayor miedo es, el miedo al fracaso.
