Día 4: Playa

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Sumario: Sin nombres, sin compromisos. Lo que pasa en Paraíso, se queda en Paraíso.

Advertencia: R18. Y no, no es oneshot. Lo sien... mentira, no lo siento, me emociona escribir y cómo empiezan a formarse más historias.

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Nunca antes se hubiera jactado de estar en un sitio como aquel.

Playa Paraíso.  No apta para menores de edad, lugar donde el anonimato es común y el pasado no existe.

Pero tampoco nunca antes se había sentido tan despreciada.

Frígida. Sin gracia. Aburrida.

La castaña chasqueó con la lengua, tomando un sorbo de su licor de menta y vodka. Ella sabía que no era así, después de todo, sentía la sangre caliente ante el espectáculo del hombre con gafas protectoras, que estaba tomando el sol. Quizá sea que le gustan más morenos y cabellos cortos, no cabellos largos, claros.

Bah. No valía la pena pensar en Tybur ni sus mentiras.

Mejor seguía observando al hombre descamisado que parecía querer que su piel adquiera un color más oscuro. Lástima, a ella le llamaba mucho la atención su piel lechosa.

Con cierta ansiedad veía unas marcas cruzando su cuerpo. Aquello le provocó una punzada en su cabeza y ella lo atribuyó al estrés, o un extraño morbo, porque con esas cicatrices no lo veía mal. Le daba un aire de hombre peligroso, como los que NO recomienda mamá.

Aunque ella nunca ha sido de seguir órdenes.

Una rubia se acercó, quizá era su esposa o amante, y llegó contoneando sus caderas, haciendo resaltar sus enormes pechos. Ésto último provocó que la castaña mirara sus propios senos que, en comparativa, se los veía diminutos y nada atractivos. Odiaba esa punzada de inseguridad atacándola.

Cuando alzó sus ojos castaños hacia la pareja, lo primero que notó que él la estaba mirando, incluso a través de las gafas oscuras, podía sentir sus ojos recorrerla y acariciarla. Lo siguiente en lo que cayó en cuenta es que ellos no eran pareja, o lo fueron hasta ese instante, porque la rubia la miró con desprecio y se fue, totalmente ofuscada.

Él no corrió detrás de la rubia.

¿Aquello era una señal para acercarse? La castaña no pudo evitar pasar una lengua por su labio inferior. Lamentaba que no supiera más de seducción, quizá si le escribía a Nanaba, podría tener unos tips para no echarlo a perder.

Reflexionó de inmediato.

No. No buscaría a su amiga.

No buscaba algo a largo plazo.

Eso no le interesa a los hombres. O al menos no le interesaban mujeres como ella para algo serio y a largo plazo. Tenía que asumirlo y seguro que entonces podrá divertirse, como todos los demás.

Ella volvió a beber de su licor, esta vez dio un trago largo, y se levantó, directo hacia el hombre. En una milésima de segundo regresó sus pasos hacia su puesto pero solo para llevarse su vodka.

Al volverse, lo vio sentarse y relajarse. Ella esperaba que no se hubiera sentado preparándose para huir de una loca acosadora anónima. Pero él seguía mirándola, eso debía significar que aunque sea le gustaba lo que veía. ¿Verdad?

Con las piernas temblorosas, se acercó. No pareciera que él fuera a escapar, es más, lo vio sonreír muy sutilmente.

Se sentó, cruzando sus piernas largas y torneadas. No tendrá enormes senos pero al menos sí tiene sus atributos para pasar el tiempo.

A través del tiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora