II

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Hace dos años:
Las lagrimas corrían por mis ojos, no era justo que a mi me asignarán el papel secundario en la obra de "la bella y la durmiente", yo era maléfica, ¿por qué? No soy mala. Solo me latero algunas veces, pero no soy mala como ella.
- ya deja de poner esa cara larga querida, es solo un papel- le dirigí mi total atencion, ¿solo un papel? Eso no era un solo papel, ese debía de haber sido mi papel, no el de Estefania Dichinler, mi rival desde que teníamos cinco años. Ella siempre obtenía los papeles principales, siempre, ella no baila bien, lo único que hace es enseñarle el trasero a todos los chicos que asisten a nuestro instituto de ballet y de ahí, siempre eligen a la mas "buenota"
- madre, con todo el respeto del mundo, ¡ese era mi papel! Ese tuvo que haber sido mi papel
- vale, pero cálmate, la maestra tuvo que tener suficientes razones para escogerla a ella y no a ti
- quieren a niña bonitas mamá, yo soy la ausencia de eso
- no digas eso- me acaricio una mejilla, una lagrima brotó de mi ojos derecho, la limpie casi al instante que la desgraciada salía.

Entrando al colegio, mis amigos estaban hechos bola en el jardín trasero de nuestro colegio, corrí hacia donde estaban ellos intentando no parecer una chismosa, hay veces en que soy tan obvia.
- hasta que por fin llegas Ana
-¿qué sucedió?
-¿ ves ese chico de hasta haya?
-¿cual de todos? ¿El rubio?
-¡si ese, si o no que es un bombón!
- mierda Leylla, deja de ser una calenturienta
- lo lamento, pero es que tan solo míralo- dirigí una larga y o entrante mirada a aquel chico rubio que caminaba distraídamente por el patio del colegio, llevaba unos jeans ajustados y una camiseta cuadriculada con rojo y negro, tome a Leylla por el brazo y comencé a alejarla de sus tentaciones, "ayúdala dios" .
Matthew, el profesor de química estaba parado en la puerta de la entrada del salón, llevaba en la mano una regla y su brillante reloj de mano marcaban las 7:15 am. Solo fueron quince minutos tarde, odio que exageren tanto las cosas. Baje la mirada y me metí temiendo que fuese caos de darme un reglaso cuando yo no viera, Leylla hizo lo mismo, corrió hasta la ultima banca al fondo y a la larte obscura del salón, me sentía tan estupida al intentar decidir donde seria el lugar adecuado para poder sentarme, para evitar tanto las miradas penetrantes de los varones y del mismo profesor, como para no hacerme notar en el salón, me gusta aislarme del mundo de vez en cuando, esta no seria la excepción.
Corrí a la banca que estaba a lado de Leylla, avente la mochila por debajo de la mesa y me desparrame en la silla.
-¡señorita Smith! ¿Podría usted hacer el favor de sentarse como una señorita porfavor?
- pero no soy una señorita
- pero si es mi alumna, así que le ordeno que baje sus pies del respaldo de esa banca- puse mis ojos en blanco, baje primero el pie izquierdo y después el derecho, cruce mis brazos por arriba de mi pecho,miraba fijamente el reloj que estaba como colgado en la parte de arriba del muro donde estaba el escritorio del profesor. Marcaban las 7:30 y nadie había llegado mas que Leylla y yo, esto era injusto, nos regaña como si fuéramos que. Un chico rubio de ojos extremadamente azules llego barriendo al salón, un pie se enredó en el otro y cayó en la entrada, no pude evitar lanzar una risa burlona, el chico se me quedo viendo y se levanto de inmediato.
- disculpe usted señor, ¿viene usted a mi clase?
- si señor. Lo lamento soy nuevo en el colegio y pues todavía no me ubico
- no se preocupe, en unos minutos mas comenzare la clase- ¡¿que carajo?! ¿Por qué a el no lo regaño? Hijo de su mamá.
-Ana...
-¿que quieres? Matthew nos va a regalar, cállate
- ten- me entrego un papel con un tono rosado pálido, amaba la letra de Leylla, es genial, lástima que su ortografía es la peor de toda la escuela.
"Ana, el chico que esta atrás de ti esta bien bueno" tomé mi lapicero y comencé a escribir frenéticamente y avergonzada, aunque el chico de atrás no estaba leyendo esto, sentía como mis mejillas se tornaban coloradas conforme leía el mensaje de Leylla.
" querida Leylla, ¡deja de fijarte en cualquier chico que se te atraviese!" Hice bolita el papel y se lo arrojé a su butaca. Se sobó la frente, si, aveces puedo ser un poco agresiva. Esbozó una gran sonrisa en su rostro, luego me volteo a ver.
- esa es mi naturaleza Ana, nunca la podrás cambiar- puse los ojos en blanco intentando no verme mala onda, escuche como el chico de atrás se reía, ¿qué era lo que causaba tanta gracia? ¿Nosotras? Me di la vuelta y su mirada me penetro el alma, sus ojos estaban hermosos, eran de un azul intenso, reflejaba un tanto de tristeza y desesperación.
-¿hola? ¿Ya terminaste de contemplarme?
- no te estaba contemplando
- se que estoy bueno, pero no es necesario que me lo estés recordando con la mirada
-¿que carajo?
- tranquila, se que para una niña es difícil diferenciar la belleza de lo horrendo
-¿que?
- te pongo nerviosa
-¡claro que no!- dios no sabia que decir, ¿como le llego? Leylla hiso un chasquido con los dedos y me saco de mi nube, de nuevo.
- disculpa a mi amiga, suele hacerlo todo el tiempo
-¿que?
- si es lo que acabo de ver dulzura- le guiñó el ojo a Leylla, ¿qué carajo? Definitivamente el era un pagan, un don Juan un.
- te estoy oyendo querida
-¿que? ¿Cómo? ¿Acaso puedes leer mi mente?
- estas hablando entre dientes- ¡mierda! Me di la vuelta y cubrí mi cara con las manos, me recosté en la butaca, mi cabeza calló de golpe y en un acto ya tenía en la frente un moretón.
-¡Ana! ¿Estas bien?- el chico se empezó a reír como loco, pataleaba en el suelo mientras yo me acariciaba la frente.
- si gracias
-¡eres una idiota!
- y tu un cabron- se calló de la nada, su mirada se tornó aterradora y sus labios hicieron una mueca.
- deberías de aprender algo que se llama respeto
- y tu algo que se llama callarse- su mirada se adentró mas a la mía, ¿qué estaba pasando?
- eres Ana ¿cierto?
- si, ¿por qué?
- soy Luke, un placer- tomo su mochila del suelo, saco un listón café con algunos puntitos rosas en el - toma, para que no se cuenten tanto en tu cuerno
- gracias- tome el listón, ¿por qué el tenía un listón? Me lo coloque en el pelo a modo de hacerme una cebolla en la cabeza, hice un gran moño y utilice mi teléfono como espejo, me di la vuelta y Leylla esbozo una risa burlona.
- ahora parece un grano, son ofender- se ataco de la risa al igual que Luke, sentí como mis mejillas se prendían, estaban ardiendo, me acosté en la butaca de nuevo, ¡traga,e tierra! Escuche pasos viniendo por todos lados, la clase de Matthew iba a comenzar, y yo con un grano en la cabeza.

No sabes todo sobre mi {Luke Hemmings }Donde viven las historias. Descúbrelo ahora