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—¿P-pierce?—pregunte

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—¿P-pierce?—pregunte.

—Si, yo.—dijo con su caracteristica frialdad, acercándose a mi a pasos lentos.

—¿Que haces aquí?—digo entrecerrando mis ojos para poder verlo con un poco de claridad.—¿ahora no hablas, imbécil?

Cuando se acerco más a mi y se sentó en mi cama, la luz de la luna de plantó en su cara haciendo que sus ojos profundamente grises, brillen.

—Simplemente vine a avisarte, no puedes decir que me conoces, ni que me viste.

—Hace un par de meses estábamos bien. ¿Te hice algo? Capaz no me di cuenta.—lo mire con preocupación— ¿es por mis ataques y no quieres que seamos amigos? Yo-yo juro que no se como controlarlos p-pero...

Ahora estoy por perder a mi único amigo, por culpa de mis ataque. Mis ojos comenzaron a cristalizarse.

Él me interrumpió.

—No, escucha.—susurra—no es por eso, pero en publico no podemos hablar, ni hacer como que nos conocemos.—pausa unos segundos— Entré aquí para protegerte ¿si? Y se supone que mi Estres postraumatico no me permite hablar por un trauma que se supone que tuve. Eso es lo que necesitas saber.

Sus palabras no me convencen por completo, no es la persona que se arriesgaría por ti. Cuando estoy por hablar me interrumpe.

—Shhh... aunque digas algo nadie te creerá.—dice levantándose de la cama.—procura quedar callada, Némesis.

Dice antes de salir por la puerta.

Mi corazón desemboca de mi pecho, y lo escucho la palpitación sobre mis oídos. Iba a tomar las pastillas para dormir, poco me acordaría el día de mañana, pero recordé que tengo un  poco de tiempo para vestirme y peinarme.

Me levanto de la cama rápidamente y me sostengo de una silla de madera para no caerme ante el repentino mareo, mis ojos se oscurecieron por unos segundos a pesar de tenerlos abiertos parpadeando varias veces. Sacudo un poco la cabeza y me estabilizo bien y tomo mi campera negra para llevarla en mi brazo por si hace frio.

Me siento en la cama a esperar y a los 15 o 20 minutos, Fleur toca mi puerta junto a Lory y vamos hacia aquella tan nombrada fogata.

Después de caminar por un camino y pisar no sé cuántas rocas llegamos a un prado. Había un montón de adolescentes allí charlando, algunos de ellos estaban sentados alrededor de una gran hoguera. Vaya, habían unas 12 o 15 personas, o bueno... pacientes.

—¡Lory!— Exclamó una chica muy pálida caminando hacia nosotras.

—¡Sana!— Lory abrazó a la chica fuertemente —¡Has vuelto!

—Sí, papá se cansó de mí otra vez, dice que mi diagnóstico es solo actuación,
ya sabes,— La chica puso los ojos en blanco y luego nos miró con asco —¿Quiénes son estas?

▪︎PSYCHOPATH▪︎ [Mason Stevens]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora