Infinite Blade Works

Capítulo 4: El primer día

Nota de autor: Hola, bienvenido de nuevo, honestamente, me sorprende haber terminado este capítulo en aproximadamente un mes. Es genial cuando tu verano solo se compone de una pasantía y no te preocupes por las clases. Cualquiera, aquí está el próximo capítulo!

Capítulo 4: El primer día

Shirou apenas podía comprender lo que acababa de pasar. El adolescente solo se había presentado un segundo, y al siguiente... bueno, pensó que la mayoría de las chicas se habían convertido en un grupo de animales locos. Todos reaccionaron de manera diferente a su presentación, desde gritar de alegría hasta saltar de alegría. Shirou juró que incluso vio a una chica que sacó espuma en la boca, pero decidió ignorarlo por ahora... Los únicos en la clase que el pelirrojo notó que eran más reservados era Houki, quien todavía tenía esa misma mirada de asombro en ella, el un chico en el frente que tuvo un atisbo de leve sorpresa, y una rubia unas filas atrás y estaba mirando a Shirou casi como si lo estuviera analizando. No pasó mucho tiempo antes de que la puerta del salón se abriera una vez más y una voz gritó.

"¡Silencio!" Shirou giró levemente la cabeza hacia la voz, y quien estaba allí lo hizo sonrojarse un poco. La persona que entró era una hermosa joven de cabello negro y ojos marrones. Llevaba una camisa blanca formal, un abrigo negro con una falda a juego, medias, tacones y una corbata verde. La clase de repente se quedó en silencio justo después de que la mujer hablara. Mientras caminaba hacia adelante, su rostro era neutral pero mostraba una especie de autoridad tranquila.

"Ah, Sensei, ¿terminaste con el papeleo?" Maya preguntó al recién llegado, a lo que este último asintió con firmeza.

"Lo hice, y parece que tampoco es un momento demasiado pronto", respondió la mujer antes de volver su atención a Shirou, "Debes ser Emiya Shirou, soy Orimura Chifuyu, tu maestra de salón".

"¡¿Esa es Chifuyu ?! ¿Ella es la que me dio una semana para leer el manual?" Shirou pensó, sorprendido mientras comenzaba a sudar por un ligero miedo a la mujer de cabello negro. "E-es un placer conocerte, Orimura-sensei ..." el adolescente pelirrojo hizo una pequeña reverencia ante la maestra.

"Ahora bien, deberías sentarte primero. Por favor, toma asiento entre Orimura y Shinonono, y comenzaremos la clase," la maestra señaló el escritorio convenientemente vacío entre el otro chico y el compañero de casa de Shirou. Shirou solo pudo asentir y moverse lentamente antes de sentarse en su escritorio.

Sin embargo, incluso cuando la clase comenzó, las campanas de alarma parecían sonar en la cabeza de Shirou, y no hacía falta ser un genio para saber por qué. Mientras él, Houki y el otro niño estaban prestando atención a los temas de los que hablaba la maestra de cabello verde, Maya, parecía que el resto de la clase tenía otro tema, mirar al nuevo chico.

"Parece que te has metido en una situación peculiar, ¿no es así, niño?"  La voz sarcástica se rió entre dientes en su cabeza. Shirou solo pudo entrecerrar levemente los ojos en respuesta; parecía que su suerte solo empeoraba a partir de aquí. Sintonizando las continuas miradas y enfocándose en la conferencia en cuestión, Shirou tomó notas lo mejor que pudo, esperando que las cosas no empeoraran para él.

"Deberías dejar de maldecirme..."  pensó Shirou. Una vez que sonó la campana del almuerzo, parecía que la mayoría de la clase tenía el mismo objetivo, hablar / invitar a Shirou a almorzar. Aunque en lugar de una moda ordenada, parecía más una especie de guerra de ofertas, y varias chicas intentaban preguntárselo al mismo tiempo. "Que alguien me salve..."  pensó finalmente.

Afortunadamente, alguien lo hizo cuando una mano agarró la muñeca izquierda de Shriou y lo hizo pasar entre la multitud rápidamente y fuera del aula. Al mirar al perpetrador, resultó ser el otro chico de la clase, y se alejaban rápidamente. Rápidamente echando un vistazo detrás de él, Shirou notó que los estaban siguiendo, aunque en lugar de un grupo de chicas, resultó ser Houki y la chica rubia de antes. Al no ver la mala voluntad de las dos niñas que seguían a los niños, el pelirrojo decidió abordar el otro problema, que involucraba su brazo bueno.