"¡𝐎𝐋𝐕𝐈𝐃𝐄 𝐐𝐔𝐄 𝐄𝐒 𝐓𝐄𝐍𝐄𝐑 𝐔𝐍𝐀 𝐅𝐀𝐌𝐈𝐋𝐈𝐀! ¿¡𝐒𝐈!?"

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Ambos caminaban por las calles interiores de aquel pueblo mientras el sol poluleaba por sus alrededores sin que alguna nube se atreviera a interrumpir sus rayos iluminando al dúo, el cual caminaba un metro de distancia mutuo en leve silenció sin mucho que decir, más el ceniza fué el primero en hablar.

Así que volviste a ver a Ochako. – dijo de forma vagante cuando logró recordar el nombre de la castaña.

Si. – respondió monosílabo el pecoso con sus manos en los bolsillos de su abrigo negro.

Se veía linda hoy. – agregó mientras miraba de reojo al otro.

Si, claro que si.– respondió sin pensarlo mucho tranquilo metido en sí mismo.

Mhm... – Katsuki miró sus manos, jugando algo con ellas, para al segundo dejarlo de hacer. – Debe ser agradable volver a reencontrarse, y... hablar. – habló con cierto pesar interno.

La verdad disfruto mucho hablar con ella. – miró al ceniza asistiendo con la cabeza.

Ah, si, se vé a simple vista eso. – agregó al comentario ajeno.

Seh, hablamos bastante. – volvió a decir Izuku.

Ambos se miraron unos último segundos, para que el peliverde sea el primero en apartar la mirada y dirigirla hacía el frente, seguido de Katsuki bajando la vista al teléfono nuevo. Ciertamente una leve incomodidad del silencio estaba haciéndose presente, el no saber qué decir estaba por ambas partes esta vez.

Quizás el echo de ambas confusiones las cuales se juntaron y ahora el hambiente era algo confuso y no muy claro, pero tendrían tiempo para entenderse luego, se "casarían" después de todo: pensaban ellos. Pero no por eso justo ahora, sino por que una voz detrás de ellos les llamó la atención, literalmente.

- ¡Katsuki, Katsuki...! – llamó el hermano mayor de los Midoriya unos metros detrás de la pareja.

Tanto Izuku como el nombrado voltearon confundido, encontrándose como la madre y el hermano mayor del pecoso llegando a ellos con cierta prisa.

Lo siento, pero creo que te robaremos un rato querido. – dijo amable Inko refiriéndose a Bakugou.

Ah- No, no, estoy bien, debo seguir con- – intentó decir señalando el dispositivo en su mano.

¡Ay, tranquilo! ¡No hay pelirrojos, ni cánticos en el bosque, lo prometo! – ánimo al chico mientras lo tomaba de la muñeca para que este lo siguiera sin chistar.

¡Tu no, te quedas, cosas de mi trabajo, te aburre! – decía con gracia Shindou siguiendo a su madre y a un ceniza ya yéndose de allí, dejando a un confundido y algo sonriente Izuku atrás por la escena, el cuál miraba los orbes incrédulos carmínes mientras se alejaban de su vista.

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Es increíble que esto vaya a pasar. – comentó alegre Shindou mientras se colocaba un brazalete con alfileres en al muñeca. – Ese es el traje que mi tatara abuelo, lo hizo hace mucho tiempo. ¡También lo confeccionó justo acá, en 1929! – tanto él como su madre rieron por el recuerdo de las fotos de aquel momento. – Es gracioso como ese estilo se ha vuelto a usar ahora.

Ya estoy terminando con las mangas... – avisó el ceniza dentro del probador.

Bien, pero no te preocupes por la talla. – habló la peliverde tranquila. – Por que mi hijo es el mayor costurero te todo el sureste de Alaska.

𝐋𝐚 𝐩𝐫𝐨𝐩𝐮𝐞𝐬𝐭𝐚. | • 𝐊𝐚𝐭𝐬𝐮𝐃𝐞𝐤𝐮 •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora