Capítulo 4. El baile Parte 1

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<<<<<<<<< Nota de la autora >>>>>>>>>

Este capítulo es un poco soso y parece un poco de relleno. Pero cada capítulo contiene una información importante que se explicará más adelante. Mientras tanto ayudarías votando y comentando aquello que te sorprenda o que simplemente quieras compartir. Disfrútalo, lector/a


Tras las correspondientes celebraciones y abrazos de emoción partimos de vuelta al jardín. Cindy y yo hemos ido todo el camino cogidas de la mano, esquivando las miradas furtivas de pena que nos lanzaban los campesinos.

Que todos sepan que no puedes volver a tu casa no es agradable. Y más si ni siquiera hacen nada por ayudarte. Ni unas palabras de apoyo o una simple explicación de qué hacer ahora. Pero supongo que es porque ellos tampoco saben cómo actuar o qué decir en esta situación. Es el príncipe, pronto rey, quien deberá respondernos y darnos una solución.

Es por ello por lo que cuando estamos de nuevo en los jardines de la mansión busco desesperadamente a Nyane con la mirada. Y resulta que se encuentra hablando con el brujo al principio de la muchedumbre, a punto de entrar a la casa, o más bien, a la mansión.

Tiro de la mano de Cindy y caminamos más rápido hacia ellos, apartando de nuestro camino a todo aquel que quede en medio. Cuando llegamos a las escaleras el brujo baja la mirada hasta nosotras, nos dedica una pequeña sonrisa antes de decirle algo al príncipe y entrar al interior de la mansión Para cuando hemos terminado de subir las pocas escaleras Nyane ya se encuentra solo y mirando en nuestra dirección.

-Chicas, pasemos dentro para hablar – dice abriendo la gran puerta de madera. Antes de que nos demos cuenta, en vez de traspasar el marco de la puerta y entrar en el recibidor, Nyane crea un portal y entramos en una habitación luminosa.

Es más pequeña que la anterior donde ambas hemos estado y sus paredes son de madera hasta la mitad, con detalles grabados, y la otra mitad de un liso beige. La fuente de luz proviene de nuestra derecha, un gran ventanal con vidrieras del mismo tono marrón que el resto de la habitación. Delante de la gran ventana un gran piano negro ocupa su espacio, rompiendo la armonía de colores. En el techo, una lampara de pequeños cristales pende aportando solo reflejos de luz en sus vidrios.

Como la otra vez, Nyane hace aparecer un sillón y una butaca rojos, de terciopelo, y una pequeña mesa de centro con una bandeja blanca. En ella, colocado de forma ordenada, están unas tazas de té (maldito té) y una tetera con bordados dorados.

El príncipe sirve en cada taza su correspondiente té y con un movimiento de mano hace aparecer unos cubitos de azúcar que se quedan flotando encima de cada taza.

-¿Azúcar? – pregunta. Cindy asiente. Yo no.

El azucarillo de su taza se sumerge en su taza y el mío se desvanece. Unas cucharillas aparecen y remueven el líquido marrón claro cuidadosamente. Nyane se acerca a la butaca y se recuesta, su taza se acerca flotando hasta su mano que la coge y bebe un sorbo. Cindy y yo salimos de nuestra estupefacción y nos sentamos en el sillón. Nuestras tazas se acercan de la misma manera, levitando, hasta que las cogemos.

-Wow – dice Cindy.

Está claro que aún no ha visto lo suficiente la magia de este lugar para llegar a acostumbrarse. Yo tampoco, pero al menos no me asombro tanto como la primera vez que vi actuar a Nyane.

Dejo la taza encima del pequeño plato de porcelana y apoyo mis codos en las rodillas mirando fijamente a Nyane.

-¿Se puede saber por qué nos tratas tan bien? Acabas de arruinarnos la vida.

EirlysDonde viven las historias. Descúbrelo ahora