Capítulo 3. La prueba

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- ¿Tu coronación? – pregunto sorprendida.

Nyane pone su mano en la parte baja de mi espalda y me empuja levemente hacia la puerta. Ríe nervioso antes de volver a hablar.

-Bueno, realmente no es mi coronación

Llegamos al umbral de la puerta. Se adelanta para pasar primero y me toma de la mano para que lo siga. Cuando la atraviesa desaparece en una pared de luz y nuestras manos quedan a medio camino. Le echo valor y le sigo. La luz me vuelve a rodear, como cuando toqué el collar. Solo que esta vez la sensación es mucho más ligera y no se me revuelve el estómago. Apenas pasan unos segundos cuando salimos. No estamos ni siquiera dentro de la casa, sino en el jardín que divisé a través de la ventana. Hemos aparecido en mitad de un césped cerca de la casa, o más bien mansión ahora que me fijo. Me giro rápido para ver por donde hemos venido pero la puerta de luz se reduce a motitas de polvo brillantes.

-Es magia, ¿sabes? – dice Nyane sacándome de mis ensoñaciones.

No me queda otra que aceptar que realmente lo que ocurre es que, en este lugar, en Leaffbell, existe la magia. Y, además, de una manera muy diferente a como la he leído en los libros. Aquí la magia se crea de forma bella y sencilla, no requiere de esfuerzos por parte de Nyane. Suponiendo que es él quien la produce. Aunque en cuanto al collar aún no sé cómo ni quién nos trajo. Partiendo de la base que es posible viajar a través del espacio gracias a la magia queda descartada la teoría del rapto por parte de la NASA. Una lástima.

Asiento con la cabeza antes de fijarme bien en el jardín. Es realmente hermoso. En el lugar donde antes estaba la puerta hay una pequeña fuente de la se derraman pequeñas cantidades de agua. Ocupa la mitad del claro rodeado de arbustos con flores de colores: amarillas, azules, rosas, violetas. Incluso por la casa suben unas enredaderas con las mismas flores que tapan parte de la fachada. Al fondo vuelvo a ver aquel bosque sin fin. Pero en su inicio veo a un gran tumulto de personas, mirando hacia aquí. Hacia mí.

-¿Por qué nos están mirando? – le pregunto a Nyane. No me había dado cuenta de que se había acercado y estaba mirando de regreso al grupo de personas reunidas a lo lejos.

- En un día normal me estarían mirando a mí. Pero se han dado cuenta que tenemos una invitada y son un poco cotillas – me explica girándose hacia mí. También me giro y lo encaro.

-Pero hoy es tu coronación. Deberían mirarte a ti

-Verás, mundana. Como te decía antes no es mi coronación como tal. Para poder gobernar primero tengo que pasar una especie de prueba – dice levantando sus manos y haciendo el gesto de las comillas al pronunciar la última palabra.

Esto se pone interesante.

-Explícame eso

-No tenemos mucho tiempo. Deberíamos ponernos en marcha e ir hacia allá – dice señalando al grupo de gente- para poder empezar la prueba.

-Antes que nada, ¿sabes dónde está la chica que tocó el collar conmigo? – le pregunto acordándome de Cindy por segunda vez en los últimos diez minutos.

Nyane se lleva la mano a la barbilla y finge pensar dándose aires de interesante. Pero no dura mucho porque me mira y sonríe levemente.

-¿Tanto te importa? – dice el muy idiota.

-Si no me importase no te estaría preguntando, ¿no crees? – le respondo.

Teniendo en cuenta que sigue mirándome con esa sonrisa extraña me encamino al inicio del bosque esperando que Cindy se encuentre entre la gran cantidad de gente que está ahí esperando. Cuanto más me acerco más altos y grandes me parecen los árboles. Además, de cerca parecen haber muchas más personas de las que creía. Encontrar a Cindy aquí será más difícil. Al llegar todos se me quedan mirando: ancianos, mujeres, hombres, niños. Todos. Y sus miradas son incluso amigables. No transmiten odio ni repudio. Es extraño.

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