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La tarde había caído, el sol se despedía lentamente, dejando rayos de colores púrpuras, rosadas y naranjas

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La tarde había caído, el sol se despedía lentamente, dejando rayos de colores púrpuras, rosadas y naranjas. Parecía el perfecto final de un día muy tranquilo. Más en la mansión de Seokjin, pasaba todo lo contrario.

Todos estaban ajetreados recogiendo lo último de sus pertenencias, pues con ello darían fin al traslado y empezarían su nueva vida en la casita del bosque de Glicinias.

No podían llevar cosas en exceso, ya que contaban sólo con dos carrosas. Además de que no debían llamar la atención para que nadie se entere de su traslado. Aunque sabían que tarde o temprano la gente lo descubriría, pero hasta que ese día llegara, preferían estar en el anonimato y concentrarse en ayudar a su joven amo para que recupere su ánimo.

—¿Ya recogió todo lo que le interesa, amo Seokjin?— preguntó Namjoon al ingresar a la habitación de su joven amo, quien después de despertar había sido muy bien cuidado con las flores de Glicinias.

Logrando que Seokjin pudiera sentirse mejor, quien aunque no quiso mudarse de allí con ellos, alegando que había adquirido esa casa para la servidumbre y que dejaran de cargar con su existencia. Ellos le hicieron entender que no era así, que todos debían estar juntos y comenzar de nuevo.

Seokjin les agradeció que no lo dejaran solo pese a que él se portó muy mal y se puso a ayudar con la preparación de los equipajes.

Seokjin en sí no puso mucho de lo que tenía para que llevaran a la nueva casa, pues sentía que todo le recordaba a su amado Yoongi y su familia.

Namjoon le dio la idea de que en lugar de alistar lo que quiere llevar, que aliste aquello de lo que quiera deshacerse definitivamente. De ese modo, al descartarlo, él sentiría un peso menos de encima. Aunque fuese de manera simbólica.

Seokjin aceptó no muy convencido, aunque la idea de deshacerse de algún modo de ese sentimiento que lo atormentaba, terminó por convencerlo.

—Sí, Nam. Ya recogí todo lo que me interesa no volver a ver jamás— volteó en dirección de Namjoon, con un intento de sonrisa y la caja llena de objetos en sus manos.

—Muy bien hecho, joven amo— Namjoon le regaló una sonrisa de hoyuelos, orgulloso por el avance de su joven amo en dejar todo atrás.

—Entonces sígame, ya estamos listos— Namjoon quiso tomar la caja de las manos de Seokjin, pero este se lo impidió.

—No, yo lo llevaré. Debo deshacerme de esto yo mismo— dijo caminando hacia la salida.

Namjoon comprendió que era algo muy personal, por lo que prefirió no meterse con ello.

Llegaron a las carrosas, que ya estaban llenas del equipaje de todos. Quiénes parecía que discutían por saber quién iría en cuál carrosa, pues al parecer no había suficiente espacio.

—No se preocupen por mi, yo iré a pie. Debo deshacerme de lo que hay en esta caja— habló Seokjin haciendo que todos callaran inmediatamente.

—¿Está seguro, joven amo? Nosotros podemos turnarnos— respondió rápidamente el señor Lee, haciendo mala cara a los demás por hacer alboroto.

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