Gato (Naegami/Danganronpa)

(Inserte título interesante)

—¡¿QUÉ?!—

Soltó exasperado el joven al escuchar lo que le dijo la otra persona.

—¡Lo siento, Naegi! Pero le avisaré que llamaste— Dijo Sonia apenada al ver la reacción del castaño.

Estaban en una videollamada, Naegi le preguntó a Hinata y Komaeda si tenían el contacto de Gundham, a lo que ellos le pasaron el contacto de Sonia. Pero no sirvió porque resulta que el domador estaba en un viaje de negocios, que iba a estar varios meses fuera...

—... ¿Tú no podrías venir a venir a ayudarnos?— Preguntó dudoso el castaño.

—Me encantaría, pero tengo mucho trabajo ultimamente, con el próximo retiro de mis padres...—

—C-Claro, lo entiendo, no te preocupes— Solo a él se le ocurría pedirle a una futura reina ayuda con un gato...

—... ¿Qué tal, ustedes?— Con gracia, la rubia movió su asiento dejando ver a las otras dos personas que vivían en el lugar.

—Ugh, no, lo siento viejo pero los animales me odian— Dijo Souda —Sin Tanaka aquí ya esta siendo difícil la convivencia...— Como hoy que se peleó con un mono que estaba jugando con sus herramientas.

—No soy buena con los gatos...— Habló ahora Nanami mientras pasaba una de sus mano por el pelaje de un tigre — ... Esto fue por Tanaka—

Naegi suspiró rendido —Esta bien... Gracias de todas formas— Finalizo la llamada agotado, se quedó un rato con su cabeza descansando en el escritorio.

—Podríamos llamar a Celestia— Habló Togami que estaba en el marco de la puerta.

—No puede, le acaban de programar su cirugía torácica y...— Naegi levantó la vista para ver a su esposo cargando a  la gata —... ¿Qué pasó?—

—Se puso a llorar afuera de mi oficina hasta que la dejé pasar...— Suspiro —Se subió encima y no iba a perder tiempo discutiendo, estaba en una reunión y... Mira, se durmió—

Makoto se acercó con cuidado a la gata, la verdad es que se veía bastante linda cuando estaba asi tranquila. Movió su mano para acariciarla pero entonces la gata abrió sus ojos, el chico se paralizó.

—Está despierta...—

—¿Qué? No, no lo está— El rubio miró al animal, sus ojos estaban cerrados —¿Ves? Vamos a cenar ya—

... Uh, Makoto solo asintió y siguió al empresario.