CAOS: Profecía [ Salem I]

Capitulo Cero

PERDER PARA GANAR

Salem 1995

Aberama Relish no sabía lo que era el amor hasta que la vio a ella delante de sus ojos, tan deslumbrante y delicada como una rosa, pero al mismo tiempo tan filosa como las espinas de un rosal.

Hasta ese punto de su vida solo había conocido conflictos, dificultades y sobre todo oscuridad, habiéndose forzado a sí mismo a crecer, él conocían con claridad lo que su mundo les dejaba a las personas que estaban cerca suyo; deseando solo proteger a su familia ellos son su más grande lealtad, por eso todos a sus espaldas decían que aquella familia tenía demasiados lemas, y era cierto, pero cuando de pelear se trata, no irán a una guerra solos, pobre de aquel que se atreviera a meterse con ellos.

"Traiciona a un Relish, y los demás irán tras tu cabeza"

Y vaya que hicieron valido aquel lema durante todos estos años.

Aberama envidiaba a su hermano mayor, Arthur y a sus primos Killian y Raiden, quienes se permitan amar libremente, ser felices e incluso pensar en un futuro una familia, algo en lo que él no se había permitido pensar ni en su más corta edad, él sabía que terminaría solo.

Todo lo que creía cambio tan pronto la vio e instantáneamente se sintió atraído hacia ella, como si la fuerza de gravedad que ella poseía lo atrajera. A pesar de que la observara de lejos, sin saberlo, Aberama Relish creció para amar a Vinda Bennet.

Vinda Bennet conocía a los Relish desde que llegaron al pueblo donde ella nació escapando de Porthland, Oregon, refugiándose en los alrededores de Salem intentando escapar de aquellos que los buscaban por venganza o el simple placer de desear ver a aquel aquelarre derrotado, sin saber que llegaron a la boca del huracán.

Cuando Aberama fue retado por su hermano mayor, Arthur y por Killian para hablar con la chica de la que estaba enamorado, él no dudo en hacerlo dos veces. Caminando hacia ella con todo el coraje de un adolescente corriendo por sus venas, toco el hombro de Vinda esperando que ella le sonriera, grave error.

El golpe que recibió salió de la nada y el dolor llegó rápidamente. En un momento Aberama estaba de pie intentando hablar con la pelinegra y en el otro se encontraba con su trasero en el suelo, agarrándose la nariz mientras la sangre goteaba en sus manos. Escucho los gritos de su hermano y su primo, pero él solo era consciente del dolor que sentía en su nariz y la cara de preocupación en el rostro de la chica que estaba delante suyo.

Resulto que ella había pensado que se trataba Arthur Relish, el chico que la había molestado durante los últimos días. Finalmente, la chica había tenido suficiente de él, ella había decidido encargarse del asunto por sí misma, golpeándolo, sin embargo, golpeo al Relish equivocado.

Durante el tiempo siguiente, ella observo desde lejos mientras él compensaba su soledad amándola desde la distancia, la soledad de su helado corazón.