s i e t e

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Me acerqué a él más, quería recorrer cada milímetro de su boca con mi lengua.

Para mi sorpresa, el moreno se separó y me dedicó una sonrisa triste.

–Quiero besarte hasta que salga el sol, pero no estás pasando por un buen momento y no creo que esto sea lo correcto. –dijo acariciando mi mejilla.

Entendía y agradecía que hubiese hecho eso. Le dediqué una sonrisa sincera y me fui a seguir bailando.

(...)

Desperté a eso de las dos de la tarde. La noche anterior me pasé bebiendo y me dolía un montón la cabeza.

–Buenos días cielo.– Saludó Giorgia dándome un dulce beso en la frente. –¿Dormiste bien?

Asentí. –¿Y tú?

–Yo también dormí bien.– Sonrió. –Ayer Damia te vió besar a Ethan.

Suspiré. –Es un cielo. Me pareció muy tierno que después de besarme dijese que no estaba bien, que yo no estaba en un buen momento y no sé. Los otros chicos con los que estuve se hubiesen aprovechando de mí en ese momento, pero él, no lo hizo. –Dije mirándola a los ojos.

–Ethan es un amor. –habló mi cuñada. –Pero, ¿te sientes bien por eso?

Me encogí de hombros. –Sí y no. Quería besarle, pero, sé que lo hago solo para desquitarme, y él no lo merece. –Sonreí tristemente.

Giorgia se acercó y me abrazó.

–¿Damia salió?– cuestioné cuando nos separamos.

–Sí, tenían que ir a hacer no sé que cosa.

Asentí.

(...)

Mi corazón latía con más fuerza a cada paso que daba. Acompañaba a Damiano a ensayar, por lo que volvería a ver a Ethan después de que nos besasemos.

En el fondo me había dolido que no continuase con aquello, pero me alegró más que no lo hiciese, al fin y al cabo, era lo correcto.

Al llegar al estudio, solo estaba allí Victoria, sentada en el suelo mientras tocaba el bajo.

–Hey rubia.– Saludó mi hermano agachándose para darle un beso en la mejilla.

–Hola Vic.– Copié el gesto de mi hermano.

La chica nos sonrió mientras seguía tocando su instrumento.

Me senté donde siempre lo hacía, en el suelo junto a la batería.

Mi hermano desenfundó la guitarra de Thomas y comenzó a tocar acordes, más tarde Victoria se unió a él y comenzaron a improvisar.

Me gustaba enormemente ver como disfrutaban con la música. Ella siempre me ha ayudado a seguir adelante y me hacia feliz verles.

La puerta del estudio se abrió, dejándome ver al rubio, seguido de Ethan. Me levanté para saludarles con dos besos, como acostumbrábamos.

–Hola Helena.– Saludó tímidamente Ethan.

Le sonreí y besé sus mejillas.

Tras un breve intercambio de palabras, empezaron a tocar. Únicamente tocaban Zitti e Buoni, la canción que llevarían a Eurovisión.

Trás una hora y media de ensayo, tomaron un descanso. Salimos fuera del local, los chicos fumaron un cigarro mientras todos hablábamos alegremente de temas al azar.

–¿Leo irá a Rotterdam?– Pregunté.

–Sí. –Respondió Damiano.

–Ella puede ir con él. –habló Victoria intercambiando miradas con el resto de la banda.

Había dicho en repetidas ocasiones que me encantaría ir con ellos a Rotterdam, ver su paso por Eurovisión lo más cerca posible.

–Hay que consultarlo con Marta.– dijo mi hermano. –Ella está al tanto de quien puede ir y quien no.

Asentí.

–No pondrá pegas a que venga ella. –Apoyó Thomas.

–Yo puedo ir a recoger los trajes, así haré algo.– Dije. –Y a ver si Etro me regala algo por ir.– Reí.

Etro siempre ha sido mi marca favorita. Nunca he podido tener nada por los altos precios, pero desde que Måneskin empezó a ganar fama, marcas como esta y Guicci, les han comenzado a regalar ropa para que los promocionen.

–Cuando ganemos Eurovisión comprarás toda la ropa que quieras Hele.– Afirmó mi hermano dándole una última calada a su cigarro antes de tirarlo al suelo y pisarlo. –Vamos a darle un repaso a las nuevas canciones del disco y lo dejamos. –Abrió la puerta del local y todos entramos.

(...)

–Gracias. –Dije cuando Thomas abandonó la sala, dejándonos a Ethan y a mi solos.

–¿Por qué?– Cuestionó el moreno confuso.

–Por lo de la otra noche. Por no aprovecharte de mi.

–¿Qué? Nunca me aprovecharía de ti. –respondió.

–Lo sé.– Le sonreí.

–Mira Helena, te voy a ser sincero. –Acercó su banqueta a mi y se sentó. –Me gustas. Me di cuenta hace un par de semanas, cuando estábamos de fiesta y me dijiste que lo habías visto, te acercaste a mi de una forma que joder, me dolió verte así.

–Ethan...

–No digas nada Helena.– Agarró mi mano dulcemente. –Cuando me besaste la otra noche, realmente lo confirme.

–Creo que tú también me gustas.– Dije mirándole a los ojos. –Pero no es el momento.

–Lo sé.– apretó suavemente mi mano. –Puedo esperar a que lo sea.

Lo miré. Ahora entendía todo lo que hablé con Damiano. Todo eso del amor que él me había dicho.

Lasciati amare [Ethan Torchio]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora