Decidieron seguir a los dos malhechores hasta una Estación de Servicio, manteniéndose lejos de su radar para que no pudieran descubrirlos. En ese preciso lugar fueron recogidos por otros hombres de su equipo, quienes también habían estado involucrados en el secuestro, y de allí se marcharon en una camioneta SUV de color negro.
—Anota la placa —te indicó Diego de inmediato.
Tú tomaste nota mental de la misma, ya que nada habían llevado para poder escribir. Pero, afortunadamente tenías muy buena memoria, cuando la circunstancia lo requería.
—¿Lo tienes? —te interrogó, a lo que asentiste afirmándolo—. Bien, ahora vayamos a averiguar a quien pertenece.
Eso te tomó en parte por sorpresa, estaban solos allí en medio de la madrugada, lejos de la Academia. ¿A dónde más pretendía ir a esa hora?
—No, Diego —le pediste, teniendo que acelerar tus pasos para alcanzarlo.
Quisiste detenerlo, pero él caminaba demasiado rápido.
—Vamos Ocho, no seas tan lent@ —exigió.
—Por favor, ya es demasiado tarde —le recordaste—. Nuestro padre puede descubrir que estamos fuera de la Academia. Y sabemos lo que pasaría si lo descubre.
—¿Qué? ¿Nos encerraría en la cripta como hizo contigo y tu amiguit@? —te dijo con ironía.
Parecía estar burlándose de ti, aunque ciertamente le preocupaba que tú tuvieras que volver a pasar por una situación similar.
—Diego...Por favor —insististe.
—Ya, está bien —aceptó, a regañadientes—. Ni sé para qué me has seguidos, si ibas a estar fastidiándome así.
—No quería fastidiarte, tonto —respondiste, ofendid@—. Solo velar porque estuvieras bien y regresaras a salvo —puntualizaste.
—Sí, claro, tú. Como si yo no supiera cuidarme solo.
Continuaba hablándote en ese tono molesto, por esto te plantaste delante de él para enfrentarlo.
—Sí, Diego. A veces las personas a quienes les importas van a preocuparse por ti, aún sabiendo que tú solo puedes defenderte —expresaste con sinceridad—. No me importa que creas no debería hacerlo, simplemente pasa.
Luego de tus palabras, que parecieron tomarlo por sorpresa una vez más, se produjo un prolongado silencio en el cual él no apartaba la vista de ti. Pero no había enojo en su mirada esta vez, sino algo más, un brillo que en ese momento no pudiste descifrar.
—De acuerdo...Tú ganas esta vez —dijo, sin apartar los ojos de ti.
—¿Qué quieres decir con eso?
—Que volveremos a la Academia ahora. Pero, no voy a abandonar la investigación —advirtió.
No cabía duda alguna de que continuaría investigando, sin importar quien se opusiera a que lo hiciera.
—No te estoy pidiendo que lo abandones, solo que...
—Sí, sí, que tenga cuidado para que nuestro padre no nos castigue. Ya entendí —te interrumpió, suponiéndolo.
Diego se adelantó unos pasos caminando, aunque esta vez se detuvo para esperarte y caminar a tu par.
—Y que te acompañaré a investigar, no te dejaré solo con esto —añadiste lo que tenías la intención de mencionar anteriormente.
—No necesito... —estaba diciendo, pero se detuvo al observarte de reojos, recordando ese momento que habían tenido minutos atrás—. Está bien. Pero si llega a ser muy peligroso...
—Pediremos ayuda a alguien más —te pareció lo más sensato entonces.
—No, yo, no... —se negó de inmediato, ya que prefería hacer todo por su cuenta.
—No te voy a dejar solo, estoy contigo en esto —decidiste, esta vez siendo quien actuaría de la misma manera terca que él tendía a hacerlo.

ESTÁS LEYENDO
La hija del Alcalde (Diego y tú)
Fanfiction"Ese día creyeron que tan solo irían a una misión totalmente normal. Rescatar a una joven que había sido privada de su libertad, sin embargo lo que llamaba la atención de aquel caso era de quién se trataba. Ella era la hija del Alcalde de la ciudad...