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Nathalie despertó, lentamente se comenzó a cambiar, luego se sentó en la cama y admiro a Nathan, el estaba durmiendo boca abajo, la sábana solo cubría la parte baja, dejando al descubierto su bien torneada espalda y sus piernas, la teñida suspiro, llevo su banco hasta el hueco de la columna vertebral del hombre y depósito suaves caricias con su dedo, ante el cosquilleo, el masculino se empezó a revolver, hasta que se giró y choco miradas con la ejecutiva.

─Buenos días arándano, ¿como dormiste?─ ella sonríe

─Mejor que nunca─ suspira

─Digo lo mismo─ sonríe

─Aunque no puedo evitar pensar que estuvo mal, llámame loca pero siento como si tu esposa estuviera a punto de entrar por esa puerta y abofetearme─ los dos miran la puerta, ambos se quedan en silencio, hasta que el pelinegro ríe

─Hasta que Gabriela se de cuenta de que viaje, va a pasar mucho tiempo, y de todas formas tuvo sus cosas, tranquila─ extiende su mano y la acaricia

─Pero puede pasar, no veo que tengas ganas de irte. . .y yo no quiero involucrarme otra vez con alguien que me va a lastimar─ se levanta

─No voy a lastimarte, jamás lo haría.

─¿Entonces te vas a quedar, separarte y hacer tu vida conmigo?─ camina hasta la puerta ─Esto es solo una aventura, lo entiendo, pero, sé siente jodidamente bien, y me encariño contigo─ abre la puerta y se va

Nathan envuelve la sábana en su torso y se levanta, trata de evitar que se vaya pero es tarde, Nathalie fue más rápida que el y en cuestión de segundos abandono el departamento.

La ejecutiva tomo un taxi en la puerta y se dirigió a la mansión, al llegar allí, entro como lo hace todas las mañanas y se chocó con Gabriel en la entrada, eso jamás sucede, el suele habitar su atelier y no salir de ahí hasta la hora de comer.

─Nathalie, buenos días, pensé que no ibas a volver─ comento con sarna

─¿Tan tarde es?─ mira su reloj ─¡Dios mio, es tardisimo!, lo siento mucho señor

─No te preocupes, creo que mereces un poco de libertad, ya suficiente has hecho.

─Debo respetar los horarios, lo demás es solo subjetivo─ desvía la mirada

─¿Estás bien Nathalie?─ el se acerca y toma sus hombros, ella lo mira ─Tengo tiempo sin ver esa expresión, si alguien te hizo daño

─¿Que expresión?.

─Esta, donde estás incondicionalmente triste y no sabes que hacer─ la suelta pero no se aparta

─Mi vida no es fácil señor. . .

─¿Puedo ayudarte en algo?.

Emilie baja las escaleras y ambos pierden la conexión, los dos miran a la rubia la cual sostenía su celular en la mano mientras bajaba, una vez se percató de la presencia de estos, lo guardo y con una sonrisa se acerco hasta su asistente.

─Pero miren, al fin llegó la señorita que no habla de su vida privada─ la toma de una mano ─Hoy me acompañarás a un casting y me lo vas a contar todo─ la conduce hasta la puerta ante el silencio de Gabriel ─¿Es cierto lo que dicen de los motociclistas?─ pregunto abriendo la puerta

─¡Emilie!─ grito Gabriel enojado por semejante insinuación

Las dos terminaron de salir, cerrando la puerta con un fuerte portazo, rubia y pelinegra abordaron el auto de la mansión y salieron a toda velocidad del lugar, mientras tanto en el patio trasero, se abría un portal, de el cayeron tres figuras, las cuales se sacudieron el polvo apenas se reincorporaron del suelo.

Miraculous Multiverse: Reactivando los viajesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora