Adiós, querida luz; 2

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Tal vez era una preocupación sin importancia, pero tenía la sensación desde hace mucho que algo le había pasado a su pequeño Gon. Desde que ganó la custodia y mandó a las puntas del infierno a Ging, tenía una muy aguda conexión con Gon. Algunos le dicen instinto maternal, otros les dicen coincidencias sentimentales, otros simplemente niegan su existencia.

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Una misteriosa silueta subía la colina sin ninguna prisa ni pizca de cansancio. El calor del día era abrumante.

Unos pasos más arriba había una señora colgando ropa, empapada en sudor y visiblemente cansada. El chico se acercó hacia ella, sacando un sobre de su bolsillo y  estirando su brazo para hacerle más fácil llegar a él.

Mito agarró el sobre con curiosidad y lo abrió, revelando una carta de la asociación de cazadores, leyéndola atentamente, sintiendo como sus piernas perdían fuerza y su cuerpo cedía ante la gravedad .


El cartero, que no se movió ni un solo milímetro de donde estaba, la recogió y llevó a la respectiva casa, cuál tenía la puerta abierta, permitiéndole entrar y encontrándose a una señora mayor sentada en un sofá.

- Oh, Dios mío - Dijo la anciana para pararse y ubicarle con el dedo la escala.

- Muchas gracias - Se dirigió a las escaleras subiendo de forma calmada.

La mayor se había quedado allí parada, pensando en porqué su querida nieta se habrá podido desmayar. Se le vino a la mente que el cartero había sido quien la trajo.

- ¿Una carta la habrá hecho desmayar? - Pensó, casi de inmediato. Apresuró paso hacia donde anteriormente estaba laburando su nieta y vio una carta bajo a la sabana que no había alcanzado a tender, a punto de salir volando - ¡Ah! - Exclamó cuando la carta salió volando, aunque para suerte suya, se estrelló contra un árbol así impidiendo su recorrido por los vientos.

La anciana se apresuró hacia donde estaba el árbol y tomar la carta en sus manos. Una vez ya la estaba sosteniendo soltó un largo suspiro y se la guardó en el bolsillo, concluyó en que, si su nieta había quedado así era porque era un tema bastante delicado, y no quería que su pobre corazón sufriera tanto.

Se dirigió de nuevo dentro de la casa, con la carta en uno de sus bolsillos. Se encontró al señor en la cocina echándole azúcar a un vaso con agua, por lo que fue obvio el que Mito ya había despertado.

- La señorita ya se despertó, solo vine a buscar algo para regular la presión - Dijo con su tono calmado.

- Oh no hijo, no te preocupes - Dijo con una leve sonrisa - De no ser por tí mi nieta hubiera estado no se cuanto tiempo allí botada - Le reconfortó - Además, con estos brazos de anciana que tengo se me habría hecho imposible cargarla aquí dentro - Rió.

- Muchas gracias - Le sonrió de vuelta - Debo ir a dejarle el vaso de agua a...

- Mito. Se llama Mito - Le informó.

- A Mito - Se dio la vuelta y fue hacia la escalera para empezar a subirla.

Su cabeza dolía y sus últimos recuerdos eran borrosos: estar tendiendo algo, llorar y debilitarse.

Escuchó un toque en la puerta.

- Pase.

- ¿Le duele algo? - Fue lo que dijo el joven al entrar - Traje un vaso con agua, tal vez la refresque un poco - Se acercó hacia la cama y le extendió el brazo junto al vaso de agua.

- Muchas gracias - sostuvo el vaso y dio un sorbo - Me duele un poco la cabeza y la cadera.

- Me lo imaginé, la caída se vio dolorosa - Rio un poco - tuvo suerte de que yo seguía ahí.

- Si...- Respondió, también con una pequeña sonrisa - A todo esto, ¿Quién es usted? ¿Qué fue lo que me pasó?

- Soy un mensajero de la asociación de cazadores, al entregarle la carta usted de desmayó.

- ¿Carta? - Preguntó, y como si de milagro se tratara recordó todo.

Escribimos esta carta para informar la perdida de uno de nuestros más dedicados y extraordinarios cazadores, Gon Freecs. Dio su vida en una de las más crudas batallas del ultimo tiempo. Supimos que usted es la que lleva la tutela de Freecs, nos pareció correcto avisarle lo más pronto posible.

La

Sentimos mucho la perdida. Le mandamos un abrazo compasivo.

ATTE: Agencia de cazadores.

Las lágrimas cayeron, las culpas florecieron.

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- Siempre fue alguien que desafiaba a la vida - Hablaba Mito lo más claro que podía - Sin miedos, sin rencores, casi siempre alegre y muchas veces rebelde. Creo que todos los que están aquí conocían esa parte de él , y me alegra que lo puedan conservar en sus memorias - Terminó el corto discurso.

A Gon no le gustaría ver sus compañeros llorando, menos por él, pero si Gon no estaba ¿Quién los consolaría para no llorar?

Leorio lloraba abrazando a Kurapika, y Kurapika hacía lo mismo. Killua se encontraba al lado del ataúd elevado, de vez en cuando echando algún lamento. Mito tuvo que salir de la capilla un momento para poder respirar, donde bisky también se encontraba en busca de lo mismo. Morel miraba con desprecio a Ging, cual de forma descarada se encontraba presente. Melody a un lado de Killua intentando consolarlo, y así un sin fin de gente llorando.

Llorando mientras admiraban el gran cuadro de quién alegró inmensamente sus días.

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Dios santo, me costó más de lo que pensaba terminar este capitulo, espero que alguien lea mi sufrimiento y tortura diaria, jeje.

ojalá haya quedado bien.

Eso sería todo, a menos que se me ocurra hacer otro capitulo.

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