Capítulo 4.

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2/10/2017

Jake.

Lunes de nuevo y toca trabajar otra vez. Estoy despierto desde las ocho de la mañana, llegué temprano al trabajo, acomode las mesas y las limpie, tenemos quince minutos que abrimos y aún no ha llegado nadie, Matthew llegó y sorprendió al verme primero que él en la cafetería, pero bueno, no podía dormir. Pasan cinco minutos y por fin llegan los primeros clientes, los atiendo y Matthew atiende a otros que lleguen, una vez que todos los clientes tengan sus pedidos me siento a pensar algunas cosas y quedo tan metido en mis pensamientos que no noto a Ana, la hija de mi jefe.

―¿Cansado? ―pregunta con una sonrisa.

―No mucho, la verdad, solo estaba pensando en algunas cosas.

―Oye, Jake, yo quería preguntarte algo ―informa,

―Si, dime.

―¿Por qué nunca te he visto con una chica? ―pregunta con mucha curiosidad.

―Ya tuve mi tiempo el que me metía con cualquier chica que me gustara, supongo que ya cambié, ahora solo estoy enfocado en estudiar la universidad y salir adelante ―respondo con simpleza.

―Eso explica muchas cosas, aunque bueno, algún día cambias de opinión estoy aquí ―dice mientras me guiña un ojo y da la vuelta para irse.

«¿Qué acaba de pasar?» Es la hija de mi jefe, no puedo ni siquiera pensar en estar con ella. Obviando lo que acaba de pasar vuelvo al trabajo para terminar con la hora que me falta para poder irme.

Una vez pasada la hora, hago mi rutina de todas las tardes, almuerzo y hago ejercicio afuera. De camino a mi apartamento puedo me pongo a pensar en la ricachona esa ¿Cómo se llamará? Varias veces nos hemos hecho bromas y ni siquiera sé su nombre y dudo que ella sepa el mío.

Ya en el estacionamiento de mi apartamento guardo la moto y subo hasta mi piso. Abro la puerta y todo está a oscuras, prendo las luces y cuando doy unos pasos para entrar...

―¡Sorpresa! ―gritan y puedo distinguir a mi mamá, mi papá y mi hermano enfrente de mí.

―¡Ya llegaron! ¿A qué hora lo hicieron? ―pregunto mientras abrazo a los tres.

―Hace como media hora ―responde mi madre.

―¿Y por qué se mudaron? O sea, no es que me desagrade, pero este enano no me quiso decir nada ―digo, señalando a Adam.

―Tú padre consiguió un buen trabajo en una empresa de aquí ―dice mi madre.

―Que bueno, ¿En qué empresa? ―pregunto.

―Ay, hablemos de eso luego, mejor cuéntame qué has hecho en este tiempo. ―dice mi mamá.

―No he hecho nada, solo hacer ejercicio y trabajar para tener el dinero suficiente y entrar en la Universidad. ―respondo con simpleza.

―Bueno, hijo, ya te falta poco, tú puedes.

―Gracias, mamá.

Seguimos poniéndonos al día y a los diez minutos mi hermano y mi papá salen a comprar helados y me quedo solo con mi mamá.

―¿No hay alguna chica por ahí? ―pregunta con cautela.

―Sabes que después de ella es difícil que una chica me haga sentir algo. ―respondo cortante.

―Si, hijo, pero tienes que aprender que ya eso es pasado, no vivas así ―dice volviendo al tema de siempre.

―Mamá, ya, no quiero volver al tema de siempre.

La chica de la cafetería.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora