Capítulo I

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Frío...

Nieve...

Piel erizada...

Mis ojos se abren y ahí está, lo que sentía está ante mi pero no sé cómo llegué hasta aquí.

Hace minutos estaba descansando en mi cuarto y ahora me encuentro acostada en medio del bosque, bajo la nieve cayendo sobre mi, erizando mi piel con su helado toque.

Puedo ver la luna en su máximo brillo, se ve tan perfecta y encantadora que hasta en cierto punto sientes que te llama y tienes que ir hacia ella. Trae con ello la necesidad de hacer lo incorrecto, sacando de ti tu lado mejor escondido cuando la noche llega y su brillo se hace presente iluminando la oscuridad.

Miro hacia un costado al sentir una presencia cerca mío. Se ve borroso, como si esa presencia no quisiera ser reconocida, así que solo me centralizó en detallar su vestimenta.

Rojo carmesí

El color de la sangre, tan perfecta que a veces quisiera probarla. Bueno, lo he hecho; cuando era niña y me lastimaba jugando, inmediatamente esa sangre rozaban mis labios y las sensaciones que provocaba en mi eran fascinantes, las primeras veces me atemorizó ese sentimiento pero rápidamente cambiaron.

Aunque tenga dificultad de diferenciar a la figura que está a unos metros de distancia de mi, puedo entender que se trata de una persona, tal vez una mujer por su forma de pararse, lo que mejor se distingue es el manto rojo que la cubre.

Este se me hace conocido, como si ya lo he visto antes y estuvo tan cerca de mi.

En este tiempo que llevo aquí, no me he levantado del suelo así que lentamente me siento sin dejar de mirar la figura.

Estoy a punto de levantarme e ir a donde se encuentra la persona, pero soy detenida cuando otra figura se hace presente junto a esta otra.
Solo que esta nueva no tiene la forma de un humano sino de un animal, peligroso. Esta sobre cuatro patas, visualizo la forma de un hocico, orejas puntiagudas y una cola, no hace falta describir o adivinar más detalles para saber que se trata de un lobo.

Por un momento quise gritar, mi abuela me había advertido de los peligrosos que pueden llegar a hacer estas bestias salvajes, así que nunca me acerque a uno.

La curiosidad llega pero así como llegó fue echada porque nada bueno sale de ella.

Quiero levantarme e irme a mi hogar pero de alguna manera no puedo hacerlo, siento como si me sostuvieran y me exigieran que mire a donde se encuentra la persona y el animal salvaje.

Segundos pasan, mis ojos se quieren cerrar por el sueño que tengo y en el momento donde ya no creo aguantar más, mi mirada se encuentra con unos ojos que parecían grises.
Esa parte del bosque sigue nublada pero de alguna manera mi mirada conecto con los ojos del animal. Era profunda, con tantas sensaciones que la curiosidad volvió hacer presencia y de lo hipnotizada que me tenía el color de sus ojos, deje que ese sentimientos se apoderada de mi y sin despegar mi mirada de la suya, mis labios formaron una media sonrisa mientras torcía mi cabeza para un lado.

Si alguien me viera diría que estoy loca por no estar corriendo a un lugar seguro en vez de quedarme en medio del bosque con el frío sentada en el suelo y sonriéndole a un lobo que de seguro lo único que piensa es en comerte.

Tranquila, pensaba comerte de otra forma...

Que linda sonrisa tienes, Thea

Parpadeo un par de veces seguidas. ¿Que acaba de pasar? Esa voz, esa voz no era de mi subconsciente, entonces es de...

Mía

La Chica De La Capa De CristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora