Capítulo III

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Nuevamente me encuentro sentada en medio del bosque bajo la nieve blanca cayendo más de lo normal lo que me provoca un poco de frío. ¿Estaré soñando de nuevo? Puede ser pero, ¿Es posible soñar el mismo sueño más de una vez?.

Todo es igual a la otra vez solo que el animal negro con ojos únicos, trae entre sus dientes algo que a lo lejos no se puede distinguir pero si su llamativo color. El lobo se encuentra a dos pasos de mi, más cerca que la anterior ves, deja la tela sobre mi regazo. Bajo la mirada y agarro la tela para examinarla y efectivamente es la misma capa roja.

Te dije que la usarás y no me hiciste caso, Thea.

Todavía no me acostumbro de que pueda comunicarme con un animal y que su voz sea tan adictiva. Cuando dejó de mirar esos iris atrayentes pero peligrosos, vuelvo la mirada al manto pero no está en mis manos como hace unos segundos, sino que está colgada sobre mi cuello y la parte de arriba cubriendo mi cabeza.

—Yo tengo uno propio —respondo y definidamente mi mente quiere que piense que estoy loca, dios santo no puedo estar hablando sola o con un animal que de seguro no me entiende pero yo sí a él.

Sabes perfectamente que tú capa es la roja…

No es así, es de la madre de mi abuela, en verdad si tendría que ser mía. Ese manto va en generación y sacando cálculos tendría que ser mía pero eso no estaría pasando, me la es negada.

—¿Por qué te puedes comunicar conmigo? —cambiar de tema se me hace la mejor opción en estos momentos donde nada es concretamente verdad o eso creo.

Porque estamos destinados, Thea

Si tan solo hicieras las cosas más fáciles para nosotros.

¿Más fáciles para nosotros? No…no lo entiendo.

Esto es confuso y no entiendo por qué le doy tanta vuelta si tan solo es un sueño donde puedo charlar con un animal salvaje. Aunque la verdad es que siento una conexión con el lobo que no tiene explicación, solo se que me siento segura a su lado, que nadie me hará daño.

Porque nunca dejaría que te lastimen

Me corresponde como deber protegerte

—No lo entiendo…

Y no tienes por qué hacerlo, no ahora.
Solo tienes que usar la capa roja.

No puede pedir eso cuando se me es negada de la forma en la que es, abuela se enojaría si vuelvo a preguntar por el manto de la familia. Lamento no poder cumplir con el pedido del lobo de mis sueños pero yo ya tengo uno propio que es mi capa de cristal. Una nueva herencia en la familia Freias.

Me levanto del suelo y sin mirar al animal comienzo a caminar sin rumbo, concentrada en  los árboles cubiertos por la nieve, las estrellas y la bellísima luna que ilumina mi camino en cada paso que doy.
Puedo sentir la respiración del lobo a pocos metros de mi, siguiéndome en cada paso que doy, eso provoca que una sonrisa se forme en mis labios por conseguir tal acto sin pedirlo.

—En estos sueños, donde me encuentro contigo, puedo apreciar el deslumbrante brillo que provee la luna —miro hacia el cielo con la mirada fija en la esfera de la que estoy hablando.

¿Quién te ha dicho que esto es un sueño?

Frunzo el ceño al escuchar su voz pronunciando aquello en mi cabeza. No puede haber otra explicación con sentido a lo que está pasando ahora. ¿Cómo se explica el hecho de que me encuentro en el bosque cuando el último recuerdo que tengo, es que estaba recostada en mi cama?, ¿No hay explicación lógica de que pueda comunicarme con un animal?. No...No, no puede ser, yo no puedo estar volviéndome loca. Es solo un sueño más, otra opción no hay.

—y tú… ¿Eres aliado de las hechiceras?.

Eso, cambiar de tema es lo mejor que puedo hacer ahora, aparentar que aún sigo dormida, cautiva en este sueño raro. No siento los pasos del animal así que me detengo y doy la vuelta para verlo.

No tienes por qué estar investigándome

Yo no te pregunto a ti el motivo de por qué  tu madre te abandono

Quedó paralizada con aquello, ¿Por qué tu madre te abandono?¿donde está ahora?… se repite una y otra vez en mi mente, provocando que mi vulnerabilidad salga a la luz pero trato de deprimirlo y no dejar que este lobillo vea lo que sus palabras provocaron en mi.

Lo único que intenta hacer es de alguna manera acabar con las preguntas.

—Eso es un si, de que estás con las brujas. De otra manera no hubieras esquivado la pregunta, tampoco dicho algo que pensabas me iba a lastimar y de seguro hacerme callar.

Vivo en el medio del bosque, algunos pensaran que por eso soy débil y tonta, aún así soy todo lo contrario. Vivir en el bosque activa de sobremanera tu supervivencia, mi abuela me enseñó a defenderme como a no demostrar mi debilidad, por eso ni en mis propios sueños dejó que las vean.

Doy media vuelta y vuelvo a mi caminar sin rumbo, no dejaré que mi propia imaginación me quiera lastimar, no soy tan débil.

Aunque es una jugada que la mayoría intentaría hacer, el dolor es la mejor arma que uno puede tener. La debilidad del otro da una satisfacción cuando la descubres porque puedes manipular a esa persona por eso, lo mismo con los secretos.

Este lobo tiene secretos, sino hubiera contestado lo más normal un sí o no, pero fue todo lo contrario; contraatacó con una pregunta con la quería herirme y provocar que me callara y no sea fisgona.

Eso es un “no te metas en mis cosas”, si no respondo es porque no quiero que te entrometas en mis cosas y que puedas conocerme como también mandarme al frente con Mera.

¿Por qué lo tendría que mandar al frente con mi querida abuela?¿Que tiene que ver ella con este lobo?. Mi imaginación no está jugando limpio, quiere hacer que piense mal de mi abuela, eso es jugar sucio pero sin embargo no dejaré que me domine. Es solo un sueño y como la protagonista que soy, tomaré mi papel y haré como si nada hubiera pasado.

—¿No has dicho que somos el uno para el otro?¿Que somos tal para cual y que debemos estar juntos? Y que por ello tengo que usar ese manto. Si tu eres mi destino por lo menos quisiera conocer algo de ti, lobo.

Mientras camino acarició el tronco de un árbol cubierto de nieve, está frío pero sigo tocando su textura. Miro atrás sobre mi hombro y el animal me mira atentamente así que mis labios forman una media sonrisa y vuelvo al frente siguiendo con mi caminata.

Cuando uses la capa me conocerás, mi querida Thea

No hay que apurarnos..

No hay que apurarnos, es verdad no lo voy a negar, cada cosa tiene su debido momento y yo creo que el momento de saber una pequeña cosa de él puede ser ahora mismo y no cuando use el manto.

—En ese caso es una lastima…

Lo mejor se hace esperar

—Lo mejor ya me a dicho su nombre y regalado un mineral, creo que ese es mi destino y no estar contigo. ¿Cómo se puede confiar en alguien a quien no conozco?.

Ya basta con esa bobería que quieres intentar, ¿Piensas que no se cómo el señor Bared demostró su devoción hacia ti?

Confiaras en mi porque estamos conectados, Thea y no podrás cambiar eso, está escrito.

—Es inaudito que me estés siguiendo —protesto, yo no puedo saber nada del lobo pero este si puede saber de mi y seguirme como mi propia sombra—. Lo mejor es que lo dejes de hacer.

No lo haré, es mi deber vigilante
Mira si alguien quiere hacerte daño, como ese tal Julian Bared.

—El señor Bared es muy amable, mejor que tú lobo.

No discutiré contigo por un tonto joven, Thea, tengo mejores cosas que hacer

—¿Entonces que haces aquí interrumpiendo mi sueño? —me estaba irritando, es tan testarudo este animal que haría lo que fuera para que no se comunique conmigo.

Solo despierta, Thea y cumple con lo que te pedí.

Como lo ordeno todo se vuelve negro, abro los ojos encontrándome en mi habitación sobre mi cama sudando.
No pensaba que un animal pudiera ser tan irritante pero siempre hay una primera vez y acá estoy protestando por un animal que solo hace presencia en mis sueños pero aún así pareciera que es real, de otra forma ¿Cómo sabría sobre mi encuentro con el señor Bared?. Caro, está todo en mis pensamientos, en mis recuerdos. Tan sólo pudo extraerlo de ahí pero aún así esa teoría no me convencía del todo, algo me decía que el lobo no mentía y que está vigilándome, siguiendo cada paso a paso que doy en cada día, hora, minutos, segundos, que nada se le escapaba y escapa.

Corro la frazada levantándome de la cama, salgo de mi cuarto y busco a mi abuela pero no está…no está, ¿Por qué no está?, Es muy temprano para que no se encuentre en la casa. Busco en cada rincón de la cabaña que pueda pero no hay nada ni nadie, solo mi simple alma recorriendo y dejando su esencia en el aire. Burlándose de que ella es libre y si quisiera podría dejarme en un segundo y así quedaría vacía, sin poder sentir nuevamente y se que eso en algún punto le gustaría a mí abuela Mera, para ella tengo que ser fuerte y no débil, necesito saber protegerme y más si me encuentro sola en un bosque donde cualquiera puede agarrarme o manipularme para usarme a su antojo.

Vuelvo a revisar en la habitación de abuela pero buscando absolutamente otra cosa, aunque no debería hacerle caso y complacerlo pero tengo que la necesidad de verla y sostenerla en mis manos y que estás hagan contacto con la textura suave de la tela. Con solo mirar el perímetro se que está en un baúl, es como si su energía me llamara y me atrajera contra mi voluntad. Saco el baúl debajo de la cama, lo abro y lo único que se encuentra es ese rojo carmesí, la famosa capa roja de mi familia, ¿Por qué abuela no querrá que la use?.

Úsame Thea

Tu amada Mera no está aquí para impedir que me tengas en tu poder

No dejo de mirarla, estoy hipnotizada como aquella vez con las llamas del fuego, una conexión que no me puedo resistir ni tampoco hacer que no está presente. Mi piel hace contacto con el suave manto y una electricidad recorre todo mi cuerpo, cada suceso vivido desde que nací se repite en mi mente pero lo que se me hace fascinante y aterrador al mismo tiempo, puedo ver algunos hechos que vivieron mi familia como si fueran míos, como si yo fuera la persona que vive cada una de las vidas. Alejo la mano tan rápido como puedo cuando todo se vuelve oscuridad y solo se escucha una voz susurrando “vas a caer, nadie escapa de su destino”, cierro tan fuerte el mueble metiéndolo devuelta en su lugar. Corro, corro tan rápido y sin mirar a los lados que cuando me detengo estoy en el medio del bosque, otra vez.

—Nunca deje de soñar, ¿No es cierto? —pregunto sabiendo de que él me escuchara, maldito.

Tardaste en darte cuenta pero tienes razón, es otro sueño, rulos.

—¿Rulos?

Es tu nuevo apodo y la verdad que me gusta

Ahora si rulos, tienes que despertar.

En segundos caigo al suelo cubierto de nieve y al otro me encuentro en mi cama sentándome y sudando como nunca antes.

Maldito lobo de ojos únicos.

La Chica De La Capa De CristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora