Capítulo 8

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Estoy agotada, pero sin embargo estoy ayudándole a Lucas a entrar en la casa, por la ventana.

— ¡Entré!— susurró victorioso y depositó un beso en mis labios, el cual seguí con muchas ganas.— ¡Epale! Andas hambrienta— dijo separándose de mi.

— ¿Te estás quejando?— lo miré pícara.

— No, no, para nada mi amor.— nos pasamos la noche hablando sobre mi día y el de él.

Le conté todo lo que sucedió con Nicolás y no le pareció la idea que él estuviera cerca mío. Le pareció más la idea de que hiciera amistad con Kenner. Razón y opinión que tomaría en cuenta efectivamente.
Nuestro rato juntos fue fantástico, pero como siempre.
Nos respetabamos mutuamente.

***

¿Alguna ves se han sentido entre la espada y la pared?
Así estoy yo en estos momento, más aún por el mensaje que Nicolás acaba de enviarme.

Schmidt, hoy te quiero llevar a un lugar después de la escuela de arte.
Te quiero, NG.

Acá hay dos cosas raras y extrañas.

Primer punto:
¿Por qué me querría llevar a un lugar?

Segundo punto y más importante:

Me dijo te quiero.
¿Es un te quiero de amigos o eso es una señal que está sintiendo algo más por mi?.

Señoras y señores, estoy confundida y alterada.
No puedo corresponder a los sentimientos de Nicolás, es atractivo, es muy tierno y esas cosas pero... Amo a Lucas y jamás lo dañaría.

Estoy enamorada de Lucas, quiero pasar mi vida con Lucas. Él es el amor de mi vida desde pequeña.

— ¿Isabella?— la voz de papá me sacó de mis pensamientos— vaya, como que ese chico te tiene mal.— se metió un maní en su boca y se burló.

— Cállate papá, ni siquiera sabes quien es.— le tire un maní.
Cualquiera diría que es una falta de respeto pero la confianza que hay entre él y yo es otro nivel.

—¿De verdad te gusta él, ¿no?— Afirmó lo obvio, yo asentí y él puso sus ojos en blanco, suspiré.

— ¿Se nota mucho?— Él asintió con la cabeza.

— Si te hace daño, yo... — Lo interrumpí.

— Le patearas en la entrepierna y te asegurarás de hacerlo estéril, lo sé.— me acordé de sus palabras con mucha claridad, sonrió dulcemente.

— Así es, él puede ser más alto y más fuerte que yo supongo, pero yo soy un león que ataca cuando tocan mi familia— afirmó, sentí lindo.

— No te ves como un león para mí— levantó una ceja y yo me reí— más bien como un gatito— se indignó.

— ¿Un gatito?— papá sonaba ofendido— ¡Ay! Justo en mi masculinidad— se agarró dramáticamente el pecho.

Bien amigo, te veo luego.

Le textie de respuesta a Nicolás.
El cuál contestó enseguida.

¿Paso por ti, chica?

Lo pensé, y mejor no, debía elejarme un poco de Nicolás.

No, mi novio me llevará, gracias.

No obtuve respuesta de su parte.

Llamé a Lucas y efectivamente él pasaría por mi.

[...]

— Esto va en la B— le extendí la caja a Sofía...

Nicolás está de cuidador de su clase.
Yo y Sofía estamos practicando líneas en orden alfabético.

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