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Era lunes, y todo el fin de semana se estuvo sintiendo un poco mal, releyó las cartas una y otra vez, le era reconfortante saber que ese día habría una nota nueva esperando por él.
Abrió su casillero y una hojita amarillo pastel cayó al suelo. La tomó entre sus pálidas manos, y con menos entusiasmo que otros días se dispuso a leerla.
"¡Hey!
Cuánto tiempo sin leernos. ¿Cómo estás? Espero que estés muy bien, ese es básicamente mi objetivo.
Y en caso de que no estés tan bien como a mi me gustaría, te dejo otra razón por la que no debes rendirte, otra razón por la que vale la pena seguir aquí.
¿Qué hay de las cosas que siempre has querido hacer? Las cosas que has planeado, pero que jamás has hecho ¡NO PODRÍAS HACERLAS SI ESTÁS MUERTO!
Eres una persona preciosa, y sé que debes tener muchos planes de a futuro, muchos planes que merecen ser cumplidos, muchas metas totalmente validas. Yo sé que puedes.
No hagas algo que nos lastimará a todos.
Mantente con vida, Gustabo, por favor.
-C.
PD: Tengo curiosidad de saber que haces con mis cartas"
Gustabo sonrió. Todas las cartas las tenía en su mesita de noche, así, cuando simplemente no podía más leía alguna, cuando sus crisis eran tan fuertes, recordaba que había una persona que se preocupaba por él, y eso lo ayudaba a seguir aquí.
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