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Sus manos temblaban, y le costaba agarrar el bolígrafo con normalidad. Frente a él reposaba la hoja lila que había comprado minutos atrás en el papelería de su casa, tenía tantas cosas que decir y muy pocas palabras para expresarlas.
"¡Hola!
¿Puedes creer que recién me enteré que todos saben quien eres menos yo? Que cosa tan más curiosa... Todo este tiempo pude responder tus notas y no tenía ni idea.
Como sea, quería agradecerte por tener la maravillosa idea de hacer esto de las notas. No sé cual es tu objetivo, pero gracias a eso es por lo que me levanto todos los días de la cama.
Me causa una gran intriga saber quien eres y el porque sabes lo que me pasa, pero está bien, jugaremos bajo tus reglas.
PD: ¿Qué hago con tus notas? Todas las tengo a mi alcance, en una mesita de noche, para las recaídas. (Perdón si no era la respuesta que esperabas)
-Gustabo."
Dobló la carta y la guardó en su mochila. Mañana que viese a Horacio se la daría con la esperanza de que llegase a manos de la persona tan misteriosa.
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