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⊹ ᨘ໑ ¡ jeongin era el omega mas codiciado y deseado por la mayoría de los alfas de la preparatoria, los tiempos habían cambiado y aunque aún la mayoría de los omegas seguían siendo huecos y estúpidamente sumisos, algunos poco...
"Jeongin, por favor, deja de hacer rabietas y ven a cambiarte que ya es tarde". Reprendió a su hijo mientras que ella se colocaba los hermosos pendientes que hacían juego con su vestido.
"Pero yo no quiero ir, esa mujer no me agrada y yo no le agrado". Hizo un puchero.
"Sólo será un rato, además, es la madre de tu padre y a él no le gustaría que le trataras así".
"Aish...". Se levantó de la cama de su madre y fue a su habitación para cambiarse.
Miró su teléfono, donde aparecía el contacto de Hyunjin, mordió su labio debatiendo si avisarle sobre que saldría o no.
"Mejor no... Hoy pasaría el día con sus padres y no quiero interrumpirlo". Se dijo a sí mismo. "Sólo le enviaré un mensaje con la dirección de donde estaré...". Mandó el mensaje antes de comenzar a cambiarse.
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"Pues... Podrías ir tú, Taro".
"¡¡¿Qué?!!". El beta se sonrojó, hasta ahora sólo se dedicaba a admirar lo guapo que se veía Changbin con traje y a escuchar a los dos chicos que alborotaban su corazón, platicar sobre una supuesta reunión de la familia del mayor de los tres.
"Yo tengo que estudiar por lo que no puedo, mis padres no me dejarán". Comentó el menor. "Además, no querrás dejar solito a Binnie, ¿o sí?".
"Cierto...". Concordó Changbin. "¿Me dejarás solito?". El chico de anteojos se sonrojó por el puchero de ambos chicos.
"Ah... Bueno... Supongo que... Podría acompañarte...". El alfa sonrió mientras que Felix lo abrazaba y dejaba un corto beso en sus labios aumentando su sonrojo.
Un tanto abochornado subió a su habitación, ya que los tres estaban en la casa del beta, la cual compartía con su madre, quien se encontraba en la cocina. La mayor había tomado bastante bien que su hijo tuviera a dos chicos como sus destinados. A decir verdad, había amado a Changbin y Felix al momento de conocerlos.
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"Wow...". El alfa se quedó boquiabierto mientras que el omega se encontraba sonrojado, a Shotaro le impresionó lo último pues casi siempre el menor lo hacía sonrojar a él.
