Capítulo 8

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Wilhelm y Simón estuvieron un rato hablando, no paraban de reírse entre broma y broma y de vez en cuando de bares cortos besos.

Me llamo Felice, está con tu hermana, ella le dijo que estabas aqui y que tendrías que haber llegado hace unas horas - Dijo Wilhelm, tenía que preguntarse lo, había pasado un muy mal rato.

Bueno me encontré con August, me intento pedir perdón, le dije que no era el momento y me llevo a la dirección contraria - Simón decía esto muy apenado.

Ese idiota... - Decía Wilhelm muy cabreado, pero Simón lo interrumpió con un beso.

No te preocupes por el, vamos a aprovechar este rato juntos - Dijo Simón, pero le dio otra idea a Wilhelm

¿Sabes? No hay nadie en mi casa, están mis padres en una especie de reunión - Wilhelm ponía una sonrisa traviesa - Yo debería estar allí, así que ¿Y si vamos y me haces compañía?

Me parece una gran idea - Dijo poniendo otra sonrisa traviesa, los dos sabían lo que querían.

Por el camino siguieron con su charla, se contaban como habían sido esos últimos días distanciados y como se echaban de menos cuando por fin llegaron al castillo.

Primero le hizo un tour rápido por el castillo, despues fueron al cuarto del rubio y se tumbaron en la cama.

Estarás cansado por culpa del viaje, ¿Verdad? - Dijo el rubio
No creas - Respondió el moreno
Deberíamos... - Wilhelm empezó a acariciar el abdomen de Simón con la punta de los dedos
No preguntes - Y Simón lo besó

Wilhelm se sentó en la cama y le hizo un señal a su chico para que se sentará sobre el, quedándose cara a cara. Seguieron así por unos minutos, besándose una encima del otro. Mientras  el rubio le acariciaba la espalda Simón jugaba con su pelo, pero después de seguir un rato así Wilhelm metió su mano debajo de la camiseta de su chico, por lo que este se estremeció.

Después de esto Simón se separó y empujó a Wilhelm para que quedara recostado en la cama, en rubio solo sonreía viendo cómo el moreno se tumbaba sobre el para seguir con los besos.

Fue entonces cuando Simón comenzó a darle besos por el cuello y por el pecho al príncipe, y este se estremeció. Simón soltó una risita, así que Wilhelm dio medio giro para que así él se quedará encima de Simón.

Se quitó su camiseta y le quitó la camiseta al moreno, seguido prosiguieron a hacer lo mismo con los pantalones. Siguieron con los besos y las caricias un tiempo más. Hasta que Wilhelm deslizó su mano desde el pecho de Simón asta sus boxers, metió la mano y el moreno no pudo evitar soltar un gemido..........

Un largo tiempo después toda la ropa de los dos chicos estaba esparcida por la habitación, y ellos se encontraban entre las sábanas, Simón se dedicaba a dormir en los brazos de Wilhelm y este solo lo miraba y lo acariciaba.

Aquella carta - Young royals/Jóvenes altezasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora