SUÉTER
La vida de Neji Hyūga fue una historia marcada por la sombra de un destino impuesto, como un árbol que crece bajo el peso de una rama rota. Desde joven, su existencia estuvo atada a las reglas implacables del Clan Hyūga, una jaula invisible que ahogaba cada resquicio de libertad. Como miembro de la rama secundaria del clan, fue obligado a llevar una marca en la frente, un sello que no solo limitaba su cuerpo, sino también sus sueños y su voluntad.
Pero, no todo era desolación en su entorno, se atrevería a decir que sus amigos fueron parte de su salvación. Naruto fue la persona que le hizo entender que él mismo podía elegir como vivir y morir en sus propios términos, rompiendo al fin las cadenas que lo habían atado toda su niñez. Comenzó a permitir que sus compañeros de equipo se integren poco a poco en su vida.
Claro que, el significado "poco a poco" no era muy familiar para su compañera, Tenten. Ella había logrado en pocos meses lo que a muchos le había costado conseguir con tantos años de conocerlo. Tenten era especial, admitía que tenía sus altos y bajos muy frecuentes, pero, su compañía no le desagrada para nada.
- ¡Neji! Creí que tardarías más en volver de tu misión.
Tenten se acercó a Neji y le dió un ligero abrazo mientras cerraba sus ojos dándole la bienvenida de nuevo a su hogar. Si, Neji y Tenten se habían casado, de echo, llevaban muy poco de estar casados. Su compromiso se había extendido por dos años, debido a las altas expectativas y consideraciones del Clan Hyūga.
- ¿Quieres darte un baño primero y después almorzar? Ó ¿Prefieres almorzar y después bañarte?
Le pregunto sonriente Tenten alejandose de su abrazo con una sonrisa, mientras se llevaba un mechón de su cabello hacia detrás de su oreja.
- ¿Quieres decirme algo?
Tenten lo miro con confusión y soltó una risa nerviosa, llevando sus dos manos detrás de su espalda. Neji la conocida bastante bien, años de haber observado cada sutil acción de la castaña y darle un significado, había contribuido para leerla como si fuera un libro abierto.
- De hecho, sí hay algo que debo contarte, pero estás muy cansado, y no quiero que estés de mal humor más tarde.
Neji cruzó sus brazos sobre su pecho, indicándole que era mejor que hablará o terminaría molestándose por tanto misterio.
- Dímelo.
Tenten camino hasta la sala de estar con cierta incomodidad y ansiedad, tomo un bulto de colores de una canasta y lo escondió detrás de ella, colocando la mejor sonrisa.
- Bueno, no es algo que yo pueda decir, pero si es algo que puedes usar ¡Tarán!
Ese bulto de colores, era un intento de un suéter o eso quería creer Neji. Los colores no combinaban en lo absoluto, morado en los hombros, naranja en las mangas y verde desde el pecho. Una de las mangas era más larga que la otra y el cuello era demasiado largo.
- ¿Te gusta? Lo hice yo misma, con un poco de ayuda de Hinata, me enseñó a utilizar las agujas de tejer y el resto lo hice yo.
Explicó con entusiasmo Tenten extendiendole a Neji para que lo tomará. Neji tomo el suéter entre sus manos y lo primero que sintió fue picazón.