Al terminar, fuimos a caminar a uno de los tantos canales. A la fierecilla no le gustó para nada que Hannah y Aidan se adelantaran, dejándonos atrás. Miré la unión de sus manos y la compatibilidad entre ambos, era como si estuvieran hechos el uno para el otro, las sonrisas entre ambos, las miradas, sus gestos, su aspecto; todo era como si al juntarlos formaran un equilibrio, el ying y el yang. Algo golpeó en mi estómago, se sintió como si dentro hubieran tirado una piedrita a alguna de sus paredes. Como cuando un bebé patea, pero no en esa forma tierna.
—_______ —Dylan musitó mi nombre y me giré a mirarlo—. Eres muy distraída, ¿no? —rió.
—¿Disculpa?
—Te llamé como tres veces y parecía como si fueras en tu propio mundo —explicó.
—Oh, sí, perdóname —gesticulé con la mano.
—¿Piensas en algo acerca de ellos? —adivinó, increíblemente rápido, haciendo un asentimiento de cabeza en dirección a su hermano y mi amiga.
—¿Eh? ¿Por qué dices eso? —pregunté, nerviosa.
—No sé, quizá porque te les quedaste mirando con profundidad —se encogió de hombros.
Reí, aun más nerviosa.
—La verdad, sí —admití—. Pienso que de verdad están hechos el uno para el otro —dije y la fierecilla no estuvo para nada de acuerdo conmigo y me rasguñó allí dentro.
El ceño de Dylan se frunció y su mirada se posó en el suelo, mirando sus pies al caminar.
—Sí —farfulló.
—No te oyes muy convencido —acusé, repentinamente curiosa.
—No, sí lo estoy —balbuceó, pero se le escondía entre su voz algún cierto matiz de resignación—. Hannah es muy buena —la miró y sonrió—, tiene una sonrisa muy bonita, como muy sincera; sus ojos grandes y castaños son como si de verdad fueran la ventana de su alma; sus lindos gestos cuando te habla te hacen reír… ¿has notado que cuando se encuentra con alguien se emociona muchísimo? Y luego ese abrazo que te da, emocionada —musitó, completamente perdido.
—Espera, espera… ¿tú…? —no pude terminar la pregunta, me llevé las manos a la boca cuando Dylan me miró con sus ojos verdes como platos, como si haya soltado un secreto que no quería decir.
—¿Qué? —preguntó, con la voz temblorosa.
—¡Tú estás enamorado de Hannah! —adiviné.
Ahora comprendía lo que Aidan me había dicho el otro día, lo de que su hermano estaba enamorado de una chica misteriosa. Por supuesto, no le quería decir, porque la “chica misteriosa” era su mismísima novia.
—¡¿Qué?! —bramó, y pude jurar que vi el sudor perlar su frente.
—Por favor, ¡soy mujer, a mi no me engañas! —no sabía por qué pero una sonrisa empezó a expandirse por mi rostro.
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▸ 𝐄𝐥 𝐌𝐚𝐧𝐮𝐚𝐥 𝐃𝐞 𝐋𝐨 𝐏𝐫𝐨𝐡𝐢𝐛𝐢𝐝𝐨 •𝖠𝗂𝖽𝖺𝗇 𝖦𝖺𝗅𝗅𝖺𝗀𝗁𝖾𝗋
Fanfiction〔 𝗘𝗹 𝗺𝗮𝗻𝘂𝗮𝗹 𝗱𝗲 𝗹𝗼 𝗽𝗿𝗼𝗵𝗶𝗯𝗶𝗱𝗼 〕↴ ❝Bueno... ¿Alguna vez has deseado algo prohibido?... Es como si esa cosa estuviera en la lista de "No toques, No codicies"... pero cada momento te incita más a tenerlo❞ ↳ Esta historia es adaptada...