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Ciel y Sebastian se quedaron viendo mientras sonreían como idiotas entonces una pequeña tos de su sirviente se oía, este presenciaba la tierna pero ridícula escena.

—Joven príncipe... ¿Le ofrecerá a la señorita una bebida? —Sugería llamando la atención de los dos.

—Si… Si claro… Disculpe mi descortesía señorita… —Sebastian dijo galante quedándose pensativo— No me ha dicho su nombre.

Ciel nervioso no sabía que responder sin que su respuesta no levantara sospechas sobre su nombre .

—Soy Cielo… —Murmuró titubeante y con algo de timidez.

—Pues ciertamente eres como un hermoso cielo que uno no se cansaría de mirar.

Le halagó muy coqueto el caballeroso príncipe llevándola de su brazo se dirigían a la mesa de bebidas ante la mirada de los que estaban a su alrededor.

—Usted no me ha dicho su nombre…

Dijo Ciel con una sonrisa sintiéndose halagado por la atención que recibía, el príncipe no sabía tampoco si decir su nombre, temía que descubriera que era el príncipe arruinando su velada juntos.

—Soy… Sebastiano…

Titubeó el príncipe maldiciendo su poca creatividad. El joven sin sospechar que era el príncipe que lo acompañaba esa noche, bebieron un poco mientras conversaban de cualquier tontería.

—¿Me concedes este baile? —El príncipe le cuestionaba emocionado.

—Pero no se bailar muy bien…

—¿Lo dices por modestia o de verdad no lo haces bien?

—De verdad no lo hago bien. —Apenado respondía Ciel.

—Eres tan hermosa como sincera. Qué te parece si bailamos a solas en el balcón del otro lado ahí nadie nos verá.

Ante su petición el joven se sonrojó, estar a solas con él lo ponía nervioso aunque en el fondo de su corazón anhelaba estar a su lado un rato más así que sin pensarlo mucho lo aceptó. Mientras cruzaban el salón de repente  Ciel escuchó una voz desagradable, la de su madrastra que parecía regañar a uno de sus hijos, nervioso trataba de pasar por su lado inadvertido.

—Que sucede querida, te has puesto algo nerviosa… ¿Ya estás dudando de acompañarme? —Cuestionó el principe al sentir como se aferraba a su brazo pareciendo esconderse.

—No es eso… Es que me abruma estar rodeada de tanta gente.

—Eres tan tímida y dulce…

Embelesado le halagó Sebastian entonces alguien tropezó con ellos, haciendo que al príncipe se le cayera el antifaz, todos alrededor comenzaron a llamarle por su título a la vez que hacían las reverencias respectivas incluidos Grell y sus hijos que estaban cerca.

Pero el más sorprendido fue Ciel que sentía la mirada de todos en él por su acompañante, Grell miró a la joven fijamente le parecía tan familiar que se disponía a acercarse solo para confirmar que no era quien pensaba. Sin embargo Sebastian tomándolo en sus brazos lo llevaba, saliendo de ahí corriendo con ayuda de su fiel sirviente que los seguía.

—Suéltame… Eres un mentiroso. —Le reprochó molesto aunque era algo irónico su reclamo ya que el también estaba ocultando su identidad.

—Nunca te mentí, solo oculté la verdad.

—Es lo mismo… Debías decirme quien eras en realidad… “Sebastiano”. —Le habló algo sarcástico.

Ambos llegaron al balcón en medio de una tensa conversación cerrando la puerta se escondían del alboroto de los invitados, Agni se quedó allí para resguardar la entrada. El príncipe se negó a soltar a su damita de adorable ceño fruncido.

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