Las gotas de lluvia caían con fuerza sobre mi rostro, el viento soplaba como nunca antes y mis piernas corrían con la mayor velocidad que podían. Sentía como ya mis rodillas dejarían de ayudarme a estar en pie y en cualquier momento caería sobre mi rostro.
Detrás de mí había dos tipos, agentes de Hydra, mi antiguo "hogar" en el cual fui obligada a permanecer durante años en contra de mi voluntad debido a mi padre, el lugar al cual nunca quisiera volver y el lugar que me vio crecer rodeada de torturas.
Logré escapar hace unas semanas, aunque debo admitir que no fue sencillo, no solamente yo poseo habilidades y entrenamiento, todos allí lo tienen.
He sido entrenada como un arma de matar, ese fue el propósito que me dio mi padre después de la muerte de mamá, para él eso es lo único en lo que podría servir, en realidad, es lo único para lo que servimos mis hermanos y yo según él.
Doblando una esquina resbalé y caí, sentí como mi piel quedaba raspada, mi cabeza dio un ligero golpe en el suelo dejándome un poco aturdida, pero debía seguir corriendo si quería seguir siendo libre.
Los perdí en un callejón, entré por la ventana del baño de una cafetería y ellos ni en cuenta. Sé que pude haberlos dejado inconscientes o incluso quitarles la vida, pero eso simplemente sería darle sentido al objetivo que Hydra tiene para mí y no soy una asesina, o al menos no quiero seguir siéndolo.
En el baño, revisé las heridas y me deshice de la sudadera que llevaba puesta, até mi cabello y salí caminando lo más tranquila que pude. No los veía por ningún lado, definitivamente los había perdido de vista.
Volví a un departamento que había conseguido, no era muy grande pero no necesitaba más que eso, una pequeña sala de estar, una cocina, la habitación y un baño, todo lo que ocupo, bueno... casi todo.
Antes de escapar había tomado suficiente dinero de la caja fuerte de papá y con eso podría sobrevivir un par de meses, después de eso ni idea.
En realidad, vivir así es bastante agotador. No solamente Hydra me busca, también SHIELD ha estado detrás de mí desde que escapé, aunque realmente no sé el por qué, deben considerarme una amenaza y tienen razón, incluso cuando esa no es mi intención, pero ellos no lo saben.
He estado en entrenamiento desde que tenía diez años, me convertí en la mejor porque en aquel entonces creía en los ideales de Hydra y ¿quién podía culparme? Era lo que me habían enseñado desde mi nacimiento, siempre terminas creyendo y aferrándote a aquello que siempre conociste, pero después mi padre vio mi potencial y decidió incrementarlo y entonces empezaron los experimentos. Largas sesiones de preparación para inyecciones con sustancias de origen dudoso y de las cuales no conocía el fin en aquel entonces, nadie estaba autorizado a decirme cual era el objetivo de todo eso, no sabía qué querían lograr.
Mi vida en Hydra siempre fue solitaria, pocas veces tuve compañía.
Alguien llamó a la puerta. No respondí.
—Lia, ¿estás en casa?
—Sí, dame un momento.
Era la vecina, Natalie. Es una chica de preparatoria, creo que tiene unos 17 años de edad, es muy amigable en realidad, tanto que incluso me he puesto paranoica pensando que podría ser agente de Hydra. Suelo pensar que todos están en mi contra aunque no sea así, diría que es más un miedo a que así sea.
—¡Hola!— Dije abriendo la puerta.
—Yo... escuché la puerta sonar muy fuerte y vine a ver si estás bien, a veces pasan cosas raras en el edificio.
—Estoy bien, gracias, solamente un poco cansada.
—¿Puedo preguntar qué te ocurrió en la cabeza?—. Sabía que lo preguntaría.
—Oh, ¿esto? Corría bajo la lluvia porque no llevaba una sombrilla, me resbalé y caí, pero no es nada grave, en realidad ni siquiera me duele.
—Sabes que si necesitas algo solo tienes que tocar la puerta de enfrente, a mamá le agradas—. Asentí—. Bien, entonces iré a hacer mis deberes. Nos vemos luego.
Cerré la puerta y me dirigí al baño. Primero limpié las heridas con un poco de alcohol que casi me hizo soltar un grito de dolor, ardía más que el mismo infierno, después me di una larga ducha para ponerme ropa cómoda y acostarme en mi pequeña cama. Como todas las noches, me quedé observando como las luces de los autos entraban por mi ventana y se reflejaban en el cielo raso y aunque mis ojos estaban enfocados en ello, mi mente estaba en otro lugar, tal vez en un hogar cálido al lado de personas normales o tal vez en una verde montaña sentada en el césped con una taza de café en mi mano, casi podía sentir como el viento besaba mi rostro.
Un ruido en la sala me sacó de mis pensamientos, pasos disimulados sonaron acercándose.
¿Me encontraron?
Salí en silencio y lista para atacar. Las luces estaban apagadas, sentía mi corazón saltar en mi pecho, las manos me sudaban y estaban un poco temblorosas.
—Lamento haber entrado así—, dijo una seria voz masculina— pero nadie abría la puerta y no tenemos mucho tiempo.
—Mira, no quiero hacerte daño, así que es mejor que te vayas, no sabes lo que soy capaz de hacer. Por tu propio bien, finge que no pasó esto y vete.
—Tranquila—. Esta vez fue una mujer quien habló. Justo en ese momento, sentí una aguja entrar en mi cuello—. Sí sabemos lo que puedes hacer y es por eso que venimos preparados.
Caí al suelo mientras todo a mi alrededor daba vueltas, me sentía con el peso de una pluma y mis fuerzas se habían reducido a cero, mi mente flotaba, sentía como si me separara de mi cuerpo.
—Insisto en que eso no era necesario.
—Sí lo era.
Y entonces... oscuridad.
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Insurrección
FanfictionComencé a gritar y forcejear lo más que podía, pero ya me tenían inmovilizada. Suplicaba a mi padre que diera la orden de detenerse, pero no lo hacía. Todos en el lugar buscaban la manera de mantenerme atada a la camilla mientras el doctor ponía l...