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El Land rover evoque convertible de Jake estaciona frente a Jungwon, quien se detiene sobre sus pasos y observa a los recién llegados a la vez que bebe del popote de su malteada. Al lado del conductor está Sunghoon, mientras que en el asiento trasero Jay ladea su cabeza ligeramente hacia su lado sin despegar sus ojos del chico, invitándolo a sentarse junto a él.

A su vez, el azabache dirige sus ojos hacia Heeseung, quien había optado por ir montado en una Naked z900. El mayor se había quitado su casco momentáneamente solo para saludarlo.

No lo piensa dos veces y se sienta junto a Jay, después de todo, ¿Cómo siquiera podría negarse a los destellos de emoción que adornaban a esos expresivos ojos? Le parece tan encantador que no puede evitar sonreír a medida que toma asiento junto al muchacho. Con todo listo, emprenden viaje.

Jay observa hacia el frente, viendo como Sunghoon tiene su brazo estirado mientras sus dedos se hunden en los vellos de la nuca de Jake, el australiano se gira levemente en ocasiones mientras le sonríe a causa de las cosquillas que le genera.

El ambiente está calmo, las oscuras hebras del más pequeño se revuelven gracias a la falta de techo en el vehículo descapotable, pero le resulta tan agradable que prefiere alzar su rostro un poquito más mientras cierra los ojos cada dos por tres. Su cabeza se balancea de manera casi automática al calmado ritmo de ''Wings'' de The Boyz, al mismo tiempo que nota al muchacho a su lado mirándolo cuando voltea para hacer lo mismo, sacándole una sonrisa que combinó perfectamente con su suave expresión.

Jungwon acaricia con las yemas de sus dedos el vaso frappé retornable que contiene un poco más de la mitad de malteada de chocolate y lo alza ligeramente para mostrárselo a Jay, preguntándole de forma silenciosa si quería un poco. El mayor quita sus codos anteriormente apoyados en el inicio del espaldar del asiento y agacha su cabeza apenas, ingiriendo un poquito del delicioso contenido.

El menor no cae en cuenta de sus acciones hasta el momento que ve a los carnosos labios del rubio apoyados sobre el popote que hace segundos atrás él también utilizó, enrojeciendo con solo pensar en la idea.

Y después de unos pocos minutos de viaje (que en realidad se le hicieron más largos de lo normal dado que Jake conducía a una velocidad regular no solo para disfrutar más del viaje, sino también para que a Heeseung no se le dificultara mantenerse a la par) finalmente, llegan.

Cuando observa a los alrededores, a Jungwon no se le hace tan desconocido el lugar. El pequeño baldío apenas quedaba a unos cuantos metros de su escuela, por lo que no necesitó de una guía específica para saber en dónde estaba y los mayores allí presentes, al parecer, tampoco. Todos se bajan de sus respectivos vehículos y, mientras caminan, inevitablemente se pregunta a sí mismo si ese lugar era seguro o no, pero debió ser bastante obvio porque Jay lo rodea por los hombros y le sonríe, llenándolo de paz y seguridad.

El destino verdadero en realidad se encuentra sobrepasando ese pequeño terreno, porque ver a Sunoo y Riki sentados sobre el capó de un viejo Camaro SS 1967 cerca de la antigua edificación a medio construir fue lo que se lo confirmó.

Justo a un lado de ellos, Heeseung, Jake y Sunghoon proceden a sentarse sobre unas pequeñas escaleras de concreto que no iban a ninguna parte, no sabiendo si aquello era un adorno o un error de construcción. Por otro lado, Jay y Jungwon divisan un tapial que no tiene más de dos metros y se suben ahí, el mayor ayudando al más bajo.

No saben cuánto tiempo permanecen allí pero, quizás, iban precisamente para que el tiempo pasara a ser en lo último que pensaran.

Jay mira a su alrededor, incluso si en otro momento se hubiera negado rotundamente a ir a ese lugar (mucho menos sabiendo lo acaramelados que sus amigos se ponían estando con sus respectivas parejas) por primera vez, le resulta agradable.

De repente siente un ligerísimo peso y, viendo como la oscura cabecita del menor ahora estaba apoyada sobre su hombro, sonríe una vez voltea nuevamente para ver el cielo anaranjado, no sin antes apegarse un poco más al contrario. Y entonces, todas las insistentes ideas sobre lo mucho que aborrecía a los clichés y lo desastroso que podría llegar a resultar si algún día él llegara a convertirse en lo que juró destruir, desaparecen.

Velvety ||JayWon||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora