Una historia basada en la serie original de Netflix ControlZ.
"Que de malo tener tener un secreto? Claro, depende de que se trata".
"Raúl... Me arruinaste la vida"
Lenguaje explícito.
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Temas delicados.
Si eres sensible a este tipo de temas te...
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𖣯 𓈈 ꒺ 𝑨 𝒑𝒓𝒐𝒎𝒊𝒔𝒆 ִֶָ ݁ ୨୧
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Capítulo Cuatro
Tres días antes...
Me miré al espejo retocando un poco mi maquillaje, el vestido era muy llamativo y tan hermoso, este era corto de color negro, pegado de tirantes, acompañado de unos tacones de aguja y una pequeña bolsa del mismo color del vestido. Ya estaba lista, ya era la hora de verme con aquel hombre. Alguien tocó la puerta de mi habitación, me acerqué a la puerta y la abrí encontrándome con mi madre, tenía una sonrisa de para en par.
—Te ves hermosa —alagó con felicidad mirándome de arriba a bajo. En una de sus manos tenía mi bolsa, me la entregó—. Ya tienes que irte, no debes dejarlo esperar.
—¿Ya metiste eso? —pregunté mirándola fijamente sin expresión tomando mi bolsa y bajé por las escaleras.
—Si —contestó detrás de mi—. Vete ahora antes de que llegue tu papá. ¿Te cuidas eh? —asentí dando un suspiro pesado mientras me despedida de ella.
Salí por la puerta y me encaminé a aquella dirección que había acordado con ese hombre, caminaba de prisa, creo que incluso llegaba unos minutos tarde. Cruzaba calles, tiendas, casas, etc.
Unos minutos después llegué a la dirección, busqué con la mirada a ese hombre pero nada, me dispuse a esperarlo parada en la banqueta. Un carro paró frente a mí, color rojo y de dos personas, miré y ahí dentro estaba aquel hombre.
—Sube —ordenó con una sonrisa. Abrí la puerta y entré.
Comenzó a conducir mientras me daba una que otra mirada. Colocó su mano en mi pierna regalándome una sonrisa, el hombre era de unos 40 años, tenía canas y barba, mostré una sonrisa forzosamente para no mostrar incomodidad.
—¿Cuántos años tienes? No me dijiste tu edad —habíamos compartido un par de mensajes, así es como me solicitaban a veces.
—18— respondí mintiendo. En realidad tenía 17.
—Te ves más grande —confesó con una risita.
Unos minutos de camino llegamos al dichoso hotel del que me había hablando. Bajamos del coche y caminamos hasta el, este pidió la llave de la habitación que previamente había reservado. Cuando se la dieron subimos por el elevador hasta el piso, nos dirigimos a la habitación, la abrió y entramos. Inmediatamente comenzó a besarme pero lo aparté haciendo que me diera una mirada confusa.