Capítulo Seis: Idiotas

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𖣯 𓈈 ꒺ 𝑨 𝒑𝒓𝒐𝒎𝒊𝒔𝒆  ִֶָ ݁ ୨୧

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𖣯 𓈈 ꒺ 𝑨 𝒑𝒓𝒐𝒎𝒊𝒔𝒆  ִֶָ ݁ ୨୧

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Capítulo Seis.

Ya había pasado como 2 o 3 clases. Caminaba por los pasillos pensando en la supuesta pelea que se iba a hacer. Quienes participaban en ella eran Luis y Gerry. Estoy 100٪ segura de que esto no era obra de Luis, no creo que el sea capaz de hacer un evento para pelearse con el imbécil de Gerardo. Además en la conversación que tuvimos Sofía y yo con el, parecía no estar dispuesto a tener más pleito con el.

Algo había detrás.

Sentí como alguien chocaba conmigo, el golpe me había provocando un dolor inmenso a causa de lo de ayer.

—¡¿Imbécil qué te pasa?! — reclamé molesta sin mirar quien era. Llevé mis manos a mis brazos.

—Verga wey, perdón —lo miré. Era Raúl, de cierta manera me sentí algo mal a hablarle en ese tono—, ¿estás bien?.

—Si, solo... —suspiré—, nada.

—¿Te caíste? —pregunta. Me recordó cuando le pregunté sobre su golpe. Rodé los ojos haciendo una mueca. Asentí. Este tomó mi mano y me jaló a no se dónde.

—Raúl —lo llamé pero no me hizo caso—. ¿Raúl a dónde me llevas? —salimos al patio y me llevó a la bodega del conserje. Entramos y cerró la puerta poniéndole el seguro—. Okay, esto es raro...

—¿Qué te hicieron?.

—Nada, no fue nada —me acerqué a la puerta pero el se puso delante de esta haciendo que quedaramos muy cerca uno del otro—. ¿No me dejarás salir?

—No... —respondió en un tono bajo—. Dime que te pasó —sentía su respiración tan cercas.

Yo no era tan alta pero tampoco tan baja. Nuestros ojos se miraban.

—Raúl... no pasó nada —ladeó la cabeza—. En serio.

—Sabes que... —colocó una de sus manos sobre mi cabello colocándolo detrás de mi oreja. Mis ojos se posicionaron en sus labios— puedes decirme, ¿no?.

—¿Decirte qué? —fruncí el ceño.

—Si algo te pasa —inconscientemente moví la cabeza de arriba abajo. Su mano se colocó en mi barbilla con suavidad mientras nos acercabamos lentamente.

Pasó uno de sus dedos sobre mi labio interior provocandome una cosquilleo.

La puerta fue abierta por alguien. Inmediatamente ambos nos separamos y notamos qué había sido el conserje. Tenía la llaves de la bodega en la mano, bajamos la mirada hacia abajo.

—¿Qué chingando hacen aquí? —preguntó el señor mirándonos.

—Ya... ya nos íbamos —habló Raúl para después aclarar su garganta. Tomó mi mano y me jaló hacia afuera.

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