Oliver se encontraba en su pieza, recostado sobre su cama con una gran sonrisa en su rostro, mientras compartía con su amigo Pepe, que se acomodó sobre el futón. Ambos recordaban anécdotas y contaban chistes, haciendo de la tarde una bastante amena y divertida. El capitán de la selección japonesa vio de improviso el reloj sobre su mesita de noche, y notó que ya eran pasadas las 22.00 hrs.
"Wow, qué rápido pasó el tiempo. Ya debería ir a dormir." Exclamó éste con su vista fija en el reloj.
"¿Tan aburrido soy? Esa frase es un clásico cuando quieres que alguien te deje en paz." Su amigo contestó en un tono entristecido sobreactuado. El otro solo rio delicadamente, sabiendo que aquello era simplemente una broma.
"Hablando en serio, mañana tengo entrenamiento temprano." Tan pronto como pronunció estas palabras, el semblante del japonés cambió, dejando atrás su actitud risueña y adoptando una más seria, hasta algo triste. Esto no pasó desapercibido por el muchacho moreno.
"Oye, hermano, ¿qué pasa?" Preguntó cambiando su posición, sentándose en el futón para poder ver directamente al otro. "Y no me digas que es nada, porque te conozco." Oliver imitó a su acompañante y también se sentó en la cama, atrayendo sus rodillas a su pecho.
"Pues... ¿recuerdas que te dije que necesitaba volver a Japón porque debía hacer algo importante?"
"Sí, por ese tal Tom, ¿no?" El japonés asintió con la cabeza. "¿Acaso no te has atrevido o no sabes cómo hacerlo?" Recibió como respuesta esta vez solo un suspiro frustrado.
"Nada de eso..." Expectante, el muchacho brasileño veía como su amigo lucía cada vez más decaído. "Creo que no quiere nada conmigo, y que no se atreve a decírmelo."
"A ver, cuéntame todo desde el comienzo para entender bien esto." Oliver le contó de cada uno de sus intentos por hablar con el joven que lo tenía en ese estado, de la última vez que lo intentó y de su conversación con Benji. "Ese tal Price tiene un buen punto; puede que solo se sienta un poco abrumado."
"Siendo sincero, no sé qué hacer ahora..." El otro solo guardó silencio para que su amigo lograra descargarse. "No sé si debería intentar hablar con él mañana o esperar un poco más... y siento que cada vez es más seguro que me rechace... y tengo miedo de que eso pase... Creo que nunca me había sentido tan perdido como ahora..." Agotado, el capitán dejó caer un par de lágrimas para luego hundir su cabeza entre sus rodillas, ocultando su rostro.
Pepe lo miraba con tristeza. Le costaba creer que el mismo muchacho positivo, fuerte y vivaz que conoció en Brasil fuese el mismo que tenía al frente. Rápidamente, se levantó del futón y se sentó al lado de su amigo en la cama para intentar contenerlo.
"Oliver, hermano, no te eches a morir. Tú no eres así." Le dijo mientras acariciaba delicadamente la espalda del japonés. El joven afectado levantó su cabeza y lo miró.
"¿Qué hago ahora?" Preguntó con una voz que le recordaba mucho al de un pequeño.
"Primero, nos vamos a calmar, ¿sí?" El moreno le acariciaba la cabeza y la parte trasera del cuello, algo que funcionaba bastante bien con sus hermanos menores. "Me imagino que debe ser difícil todo esto para ti, pero pase lo que pase sé que lo superarás y me tendrás a mí y a Roberto siempre: en las buenas y en las malas." Al escuchar esto, Oliver sonrió un poco secando sus propias lágrimas con las manos.
"No sé qué haría sin ti, Pepe."
"Pfff, ni idea." Comenzó el moreno en forma dramática. "Eres mi hermano, así que no hay remedio." Esto logró sacar una pequeña risa del joven dolido. "Vamos a dormir."
A la mañana siguiente, Oliver despertó tallándose los ojos delicadamente, encontrándose con su amigo brasileño durmiendo a su lado en la cama. Mientras se sentaba en la cama, poco a poco recordó la noche anterior y como terminó quebrándose con el moreno consolándolo hasta dormir, algo que provocó que se sintiera ligeramente avergonzado. Pronto el muchacho volteó rápidamente la cabeza de un lado al otro con el inútil objetivo de despejar sus pensamientos y miró su reloj. El aparato marcaba que eran las 7.12, pronto debía levantarse para ir al entrenamiento. Dejó la cama delicadamente para no despertar al otro y fue al baño a tomar una ducha.
Una vez que terminó de asearse y se vistió, volvió a entrar en su habitación, encontrando al joven brasileño mirándolo con cara de pocos amigos. Atom solo lo miró interrogante.
"No desprogramaste esa cosa." Dijo entonces señalando el reloj sobre la mesa de noche. El japonés rio un poco negando la cabeza en tanto ordenaba sus cosas.
"No esperabas pasar todo el día durmiendo, ¿cierto?"
"No... pero estoy de vacaciones y son antes de las 8.00 am. ¿No te parece que hay algo muy mal en esa oración?" Pepe reclamó acostándose pesadamente en la cama.
"Lo siento, hermano, pero yo no estoy de vacaciones." En forma divertida, miró a su amigo intentando quedarse dormido sin éxito. "A todo esto, ¿tienes algún plan para hoy mientras voy al entrenamiento?" El otro lo miró pensativo y negó con la cabeza.
"¿Podría ir contigo? Sería interesante ver como entrena la selección juvenil de Japón... Digo, ya que aparentemente no podré seguir durmiendo."
"No sé, Pepe, son prácticas cerradas."
"Yaaaa, como si Roberto y yo quisiéramos espiar sus estrategias..." Exclamó en voz baja el moreno de mala gana. El otro solo siguió ordenando su pieza, como si no lo hubiese escuchado. "¡Vamos, Oli, hermano! ¡Por favor!" Le terminó suplicando. Oliver terminó dando un suspiro cansado.
"Bueno, puedes venir." Dijo resignado. "Pero si llega a haber el más mínimo inconveniente te largas, ¿entendido?" El otro asintió efusivamente y lo abrazó contento, levantando y sacudiendo al japonés entre su brazos. "Ya me estoy arrepintiendo..." Con dificultad advirtió mientras sentía que era bruscamente zamarreado. Al instante, el chico carioca lo soltó.
"Me porto bien, me porto bien." Le aseguró mientras se volvía a sentar en la cama, intentando poner el rostro más angelical que le era posible.
"...Ajá..." Oliver lo miraba desconfiado.
En tanto seguía ordenando su habitación y su bolso para ir al entrenamiento comenzó a pensar si era una buena idea llevar a su amigo. Él quería a Pepe, pero éste tendía a ser algo escandaloso... y desvergonzado... y torpe. Pronto, llegaron a su mente las escenas de la noche anterior y sonrió; a pesar de todo, era un excelente amigo.
"Pepe..." Llamó el muchacho japonés. El otro, mientras buscaba su bolso, emitió un breve sonido para que supiera que lo escuchaba. "Gracias por soportarme anoche. Igual exageré."
"Para eso están los hermanos." Contestó con simpleza.
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Sobre adolescencia y pendejadas [Tsubasaki / OliverxTom]
RomanceEl amor adolescente puede ser muy bello, pero también frustrante y estúpido... A veces solo necesitas un empujoncito para darte cuenta que las cosas son bastante más simples y que la estás jodiendo. La serie y el manga, junto con los personajes, le...