- Eh, tú, rarito -con pereza, Eren levantó la vista del libro que estaba leyendo. Mikasa estaba frente a él y aunque se veía tan alta e imponente como siempre parecía avergonzada de tener que hablarle a pesar de que estaban solos en el aula-. Necesito que me hagas un favor -pronunció la última frase con un murmullo, incapaz de mirarle a los ojos.
¿Mikasa Ackerman? ¿Pidiéndole un favor a él? Eren se sacó la piruleta que tenía en la boca antes de responderle, pero no alteró en nada su postura. Estaba echado en la silla del pupitre, con los pies estirados sobre la mesa.
- Si necesitas que haga algo por ti podrías empezar por no llamarme "rarito", digo yo -se volvió a meter la piruleta en la boca, con la vista fija en su compañera de clase. Tiempo atrás Mikasa y él habían sido inseparables pero aquello parecía casi otra vida comparada con la relación que habían tenido los últimos siete años.
Mikasa le atravesó con la mirada. Tenía los ojos intensamente grises, tan oscuros que parecían negros, como su pelo liso. Llevaba puesta una diadema roja, una falda escocesa también roja, una blusa blanca y un chaleco de lana negro y rojo con el emblema del internado en el pecho. Los calcetines blancos le llegaban hasta las rodillas y los zapatos eran unos mocasines negros con tacón. A pesar de ser alta, a Mikasa le gustaba usarlos. Ella era una princesa de luz, y Eren era su opuesto.
Él también tenía que usar el uniforme del internado, que eran unos pantalones igual que la falda de la chica, una camisa blanca y el chaleco (que Eren se negaba a ponerse) podía ser intercambiado por una americana así que eso era lo que llevaba. La chaqueta y la camisa las llevaba remangadas hasta los codos, fuese invierno o verano, botas con chapa, uñas pintadas de negro, los dedos y las muñecas llenos de anillos de plata y pulseras de cuero, un choker negro en el cuello y los ojos delineados con lápiz negro.
Tras sopesarlo un segundo, Mikasa cogió una de las sillas y se sentó frente a Eren, plisando su falda con estilo.- Eren, tú y yo no somos exactamente amigos... -esa frase le había dolido más que cualquier apodo o mal comentario. Eren aún conservaba un muñeco de él que Mikasa le había hecho a mano a los diez años. El último regalo que ella le había hecho.
- ¿Ah, no? -murmuró con la piruleta metida en la boca.
Mikasa frunció los labios antes de continuar:
- No te lo pediría si no estuviera realmente desesperada -Eren mantuvo la boca cerrada, mordisqueando el palillo de la piruleta entre los dientes y los brazos cruzados sobre su pecho-. Jean y yo hemos roto -Eren enarcó una ceja, no era una noticia nueva, se había enterado hacía un mes de eso-; pero él aún quiere volver conmigo -continuó-, y por eso mismo me está... -hizo una incómoda pausa- digamos que tiene algo mío, algo comprometedor.
- Comprometedor, ¿cómo? -insistió.
- Comprometedor, no te incumbe saber más -contestó cortante.
- No serás nudes y fotos guarras tuyas, ¿verdad? -Mikasa no contestó, en cambio desvió la mirada a otro lado.
A Eren se le cayó el palo de la piruleta que se estaba comiendo cuando abrió la boca por la impresión.
- Vamos, no me jodas, -cambió enseguida de postura, bajó los pies de la mesa y se inclinó hacia ella- Mikasa -siseó su nombre con indignación-. Pero, ¿Cómo se te ocurre? ¿Es que estás tonta o qué? -masculló.
Mikasa le atravesó con la mirada de tal manera que Eren supo que se había pasado. Si cualquier otra chica hubiese acudido a él contándole ese problema, él lo último que hubiera hecho habría sido juzgarla como lo estaba haciendo con ella en ese momento. Pero es que no podía evitarlo. Estaba enfadado.
- Lo siento -murmuró, y se sentó de manera correcta en la silla.
- Aceptaré que me llames puta mientras prometas ayudarme y guardar el secreto.
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Eremika Spanish Week. Semana Eremika Español:
FanficEste es un archivo creado para guardar los relatos presentados en el proyecto "Eremika Spanish Week" en Twitter. Cada apartado será un capítulo presentado para cada día de los promts propuestos por la fanbase del proyecto. Todos son AU's.